“La determinación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) de que los matrimonios entre parejas del mismo sexo sean reconocidos, está dirigida a los países firmantes de la Convención Americana de Derechos Humanos”.
—Pues ahora gugléale a ver cuáles son esos países, a ver si está México.
—Aquí está. Dice: “La Convención Americana de Derechos Humanos se aprobó en 1969, entró en vigor en 1978 y fue ratificada en enero de 2012. Está conformada por 24 países. A ver… ¡México!, ¡sí está México!, ¡son un montón!
—Ahora habrá que ver cuál de todo ese montón acata la determinación. Porque la verdad no creo que lo vayan a aceptar de tan buena manera.
—¿Y por qué te interesó eso, abuelito?
—Porque tiene que ver con nuestros derechos como ciudadanos. Es un llamado de buena voluntad a nivel mundial, que la Organización de Estados Americanos (OEA) le hace a los pueblos que aún no entienden que tienen que nivelar las desigualdades.
—Pero en todo el mundo pasa eso, ¿qué no?
—Así es, por eso desde hace años estamos batallando para que deje de suceder. Ha sido una lucha muy difícil, porque a diferencia de las mujeres, o de los negros, nosotros sí tenemos que esconder lo que somos para evitar que nos corran de nuestros trabajos o nos echen a la calle de nuestras casas cuando somos jóvenes, para que no nos agredan físicamente, o que en algunos casos, hasta nos maten.
—Bueno, eso pasaba antes, ahora
 ya no. 
—¡Ahora también! Esas agresiones no han dejado de ocurrir. A pesar de que ahora se supone que tenemos más apoyo por parte de las autoridades, lo cierto es que a veces siento que no hemos avanzado nada. Pareciera que seguimos igual que en el siglo XX, cuando la policía nos subía a la patrulla sin ningún motivo real y comprobable.
—Bueno, pero ahora ya nos podemos casar, adoptar, ya hay ciudades gay
 friendly y hasta los antros gays se anuncian igual que los antros normales.
—“Antros normales”, ¿qué hace anormal a un antro gay? 
—Pues no lo sé, nunca he ido. 
—Entonces no hables de lo que no sabes, todo a lo que te refieres es muy relativo. Sí, podemos casarnos, pero no en todos lados. Por ejemplo, aquí en Querétaro se supone que sí, pero a la hora de la hora, te ponen mil trabas. Tampoco podemos adoptar por todos los candados que cierran para que no lo logremos. Querétaro es una ciudad que por sus características, debería ser  amigable con los gays, pero en realidad no es así. Aquí asesinaron a Octavio Acuña, uno de los activistas más importantes de todo México, por homofobia.
—¿Cuándo fue eso?
—Hace casi 13 años. Pero pueden pasar mil años y un crimen por homofobia no va a ser esclarecido como tal, porque no hemos ganado la guerra por nuestros derechos. Hace unos días atacaron a unas chavas trans a machetazos y una de ellas acaba de fallecer. 
—¿En serio?
—No tendría porqué mentirte hijo, 
y menos aún en este tipo de situaciones. Si las autoridades queretanas, al tener el reporte del asesinato de una persona homosexual, lesbiana o trans, no estandarizan los protocolos de investigación policiaca,  e investigan ese asesinato como el de cualquier ciudadano heterosexual, sin colgarle la placa de “asesinatos pasionales”, entonces podremos comenzar a tener más tranquilidad porque nos estarán dando nuestra calidad de ciudadanos aún después de muertos.
—Entonces, ¿los avances que se supone hemos tenido...?
—No podemos darle tranquilamente la seguridad social a nuestras parejas, y si no nos dan nuestros derechos completos, entonces que nos hagan un descuento en todo lo que tenga que ver con nuestras aportaciones al estado, comenzando por el pago de nuestros impuestos.

josuequino@gmail.com

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