Con apenas tres ediciones, 2015, 2017 y 2019, la Feria Aeroespacial Mexicana (FAMEX) se ha convertido en el evento aeronáutico más emblemático de América; la participación creciente de invitados y delegaciones internacionales, visitantes de negocios, exhibición estática de aeronaves, espectáculo aéreo y un diferenciador fundamental, respecto de la variedad de eventos de este tipo en el mundo, el involucramiento del sector académico a través de las instituciones educativas que atienden desde hace más de una década a este importante sector, dan cuenta de ello.

La apuesta planteada por la Secretaria de la Defensa Nacional (Sedena) para la realización de la primer edición de 2015 fue sumamente retadora: constituir a la FAMEX como la Feria de las ferias aeronáuticas de nuestro país, con el objetivo de aglutinar y exhibir las capacidades industriales, académicas, de gestión gubernamental, y sobre todo, con la intención de generar una percepción internacional del grado de madurez que la industria aeroespacial, y sus actores, han alcanzado a lo largo de los últimos años.

Las ediciones anteriores de la FAMEX, han permitido traducir ese “abstracto lenguaje de la credibilidad —antepongo una disculpa anticipada a mis amigos lingüistas por la figura literaria—, al de los acciones y confianza traducida en hechos”. Los miles de visitantes, la participación internacional, el interés de la comunidad aeroespacial y la exhibición de capacidades educativas, entre otras bondades, han permitido mantener un ritmo de crecimiento sustantivo en las tres ediciones de la feria; los comentarios y sabor de boca que han quedado plasmados en los asistentes a la Base Aérea Militar número 1 de la Fuerza Aérea Mexicana en Santa Lucía, han permitido que la FAMEX se consolide y exhiba los números que hoy ostenta.

Sin embargo, fiel a su carácter y visión institucional, la Feria se adapta a la realidad y retos nacionales, y como buen proyecto de estado, busca crecer y consolidar sus principales objetivos a lo largo del tiempo. Hoy #DesdeCabina, quiero traer a esta brevísima colaboración semanal mi percepción del impacto de la decisión que bien ha tenido la Sedena de nombrar al estado  sede de la 4a edición de la Feria Aeroespacial Mexicana en el 2021. Dicha decisión, más allá de solo corresponder a la necesidad de encontrar lugar y recintos para ejecutar tan importante evento nacional a raíz de la construcción del  aeropuerto internacional en Santa Lucía, se sustenta en razones y compromiso también institucionales del estado desde el cual escribo estas líneas.

Querétaro, como es bien sabido, inicio su participación en la industria aeroespacial cuando abrió sus puertas a Industria de Turbo Reactores, para hacer Mantenimiento, Reparación y Reacondicionamiento (MRO, Maintenance Repair and Overhaul, por sus siglas en inglés) de motores de aviación hace varias décadas y posteriormente con la incubación de uno de los centro de ingeniería de GE más emblemáticos de nuestro tiempo en México. Sin embargo, es hasta que nuestra entidad apuesta por atraer a un fabricante de equipo original a finales de 2005 (Original Equipment Manufacturer, OEM) que se detona el desarrollo sostenido y exponencial de la industria aeroespacial que

hoy ha convertidor a Querétaro en la cuarta mejor región a nivel mundial por su desempeño en atracción de inversión extranjera directiva. Pareciera entonces que la decisión de que esta entidad federativa sea sede de la #FAMEX2021 se antoja natural, más no es así, y es por eso que el anuncio dice mucho más... CONTINUARÁ.

Rector de la UNAQ / @Jorge_GVR

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