Factoraje financiero, oxígeno para las empresas
Este producto ofrece tasas de interés muy competitivas que, en algunos casos, suelen ser más bajas...
Desafortunadamente, las pequeñas y medianas empresas (Pymes) son las más vulnerables a sufrir la falta de liquidez. Tan sólo en el país, de acuerdo con cifras del Inegi, en 2019 existían alrededor de 4.9 millones de establecimientos del sector privado y, censos de la misma institución estiman que al cierre del 2020 sobrevivieron sólo 3.9 millones.
Además de esto, datos del Índice de salud financiera de las empresas elaborado por Fundary, señalan que la liquidez de las Pymes para mantener operaciones se redujo a 20 días, cuando en noviembre de 2021 era de 32 días.
Desafortunadamente, los tiempos de pago en el país son de 30 hasta 120 días, dejando con un flujo apretado a las grandes, pero sobre todo, a las pequeñas y medianas empresas.
Afortunadamente, el mercado financiero mexicano ha impulsado diferentes modalidades de crédito y la regulación ha arropado diversas formas de financiamiento. Una de ellas es el factoraje financiero, un proceso por medio del cual una empresa comercializa sus cuentas por cobrar, es decir, vende sus facturas a una institución financiera. Gracias a esto obtiene efectivo de forma inmediata, lo cual es muy útil para que pueda continuar con su operación.
Cualquier empresa comercial, industrial, de servicios o persona física con actividad empresarial, al vender sus productos o servicios genera cuentas por cobrar, las cuales pueden ser documentadas en pagarés, letras de cambio, contra recibos, facturas selladas u otros medios. Así entonces una empresa puede acceder al factoraje financiero.
Dentro de esta figura, existen los productos tradicionales y los digitales, los cuales han sido de gran utilidad sobre todo en momentos de crisis y confinamiento, como los que México ha vivido desde marzo del 2020.
Este producto ofrece tasas de interés muy competitivas que, en algunos casos, suelen ser más bajas que las que pueden obtener las empresas pymes y PEFAES (personas físicas con actividad empresarial) por medio de un crédito tradicional.
Además, es importante resaltar que con esta herramienta se puede obtener hasta 90% del capital que aún no llega a la operación, y está al alcance de cualquier empresa, independientemente del tamaño de la misma, incluyendo las Pymes.
Según me platica Pilar Turanzas, presidente de la Asociación Mexicana de Factoraje Financiero y Actividades Similares (AMEFAC), afortunadamente, cada vez hay más empresas que se capitalizan con este servicio financiero, debido al contexto económico actual y a que cada vez más compañías conocen sus beneficios.
Así, la figura del factoraje, aún con los comportamientos dinámicos de la economía, se espera que en este 2022 coloque un volumen por, al menos, los mismos niveles que en el 2021 (que fue de 546,213 millones de pesos al cierre del año).
Cabe destacar que, de acuerdo con la Asociación Latinoamericana de Factoring (FELAFAC), México es el tercer país de LATAM (sólo después de Chile y Brasil) con más volumen de colocación de capital por medio del factoraje.
Es momento que aquellos grandes corporativos y Pymes en el país que no han explotado la figura del factoraje, conozcan y prueben esta alternativa que ayuda a tener la liquidez necesaria a tasas competitivas.
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