Es un escándalo. Cambridge Analytica, empresa de análisis de datos, recibió información de 50 millones de usuarios de Facebook a través de una aplicación y la usó para impulsar la candidatura de Donald Trump.

El golpe en la confianza de los usuarios de la red social es brutal. La reacción de su fundador, Mark Zuckerberg, llegó a través de una entrevista en CNN. “Es una grave violación a la confianza. Tenemos la responsabilidad básica de proteger la información de la gente y si no lo podemos hacer, no merecemos servirles.” Dijo también que investigarían todas las aplicaciones que tengan acceso a información de los usuarios de Facebook. Pero sus declaraciones ante los medios podrían no ser suficientes. En distintas latitudes hay políticos que le han exigido una explicación por esta falla. Lo han hecho legisladores británicos y estadounidenses, además de Vera Jourobá, la Comisaria de Justicia de la Unión Europea.

Ahí no para el problema. La caída en el precio de las acciones de este gigante del mundo digital podría derivar en demandas por parte de los inversionistas. Por otro lado, en la Universidad de Cambridge están comprensiblemente furiosos por la asociación del nombre de esta institución con la hoy desprestigiada empresa de análisis de datos. Y es que en Cambridge Analytica lograron que millones de personas les compartieran sus preferencias, afinidades y miedos con el argumento de que se usarían para una investigación académica. Lograron entrar en la mente de los consumidores. Pudieron clasificarlos para tratar de manipular sus emociones. Pretendían convertirlos en predecibles y manejables.

HUERFANITO. Son muchos los dispuestos a compartir información a cambio de servicios sin costo. Este caso es muestra clara de que nada es gratis. Que sepan tanto sobre nosotros vale mucho dinero. Ojalá que uno de los efectos de este escándalo sea el surgimiento de lectores más conscientes. Ojalá que la difusión de noticias falsas sea cada vez menos eficaz. No por el avance de las regulaciones y sí por la inteligencia y conciencia de los lectores. Ese es el mejor de los filtros. Probablemente el único que puede evitar que sigan usando nuestra información para vendernos desde alimentos hasta candidatos.

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