Los estudios de posgrado que se ofrecen en general en el ámbito mundial corresponden a las modalidades de especialidad, maestría y doctorado; éste es el más alto grado académico que se confiere si bien existe un reconocimiento adicional que se denomina posdoctorado.

El primer doctorado que se creó en México fue en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en el año 1937.

A su vez, en la década de los 70, la Universidad Autónoma de Querétaro creó los primeros programas de posgrado y centros investigación; en 1975 ofreció la Maestría en Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la Facultad de Química, y el primer doctorado que se implementó en Querétaro en 1992 en la misma Facultad. Ahora el posgrado de la UAQ inscribe a 2,623 alumnos (a finales de 2017), que corresponden a más de la mitad del total en Querétaro inscritos en especialidades, maestrías y doctorados; la UAQ imparte 113 opciones en las diversas áreas del conocimiento y la gran mayoría de sus posgrados cuenta con registro de calidad ante el Conacyt, lo que facilita el otorgamiento de becas completas.

Las Instituciones de Educación Superior (IES) que ofrecen opciones educativas de calidad generalmente realizan la selección de aspirantes en términos académicos. En Querétaro, como en todo México y en el mundo, ha crecido de manera impresionante la cantidad de IES que ofrecen posgrados, pero la calidad es muy variable: está asociada a las exigencias de ingreso, a la investigación que realizan sus profesores y a su productividad en conocimiento, ciencia y tecnología.

En las últimas tres décadas ha destacado la proliferación, en México y en el extranjero, de programas de posgrado sin calidad, maestrías y doctorados light que ofrecen toda clase de facilidades para ingresar, cursar (pagando lo correspondiente) y egresar, satisfaciendo a los aspirantes a un grado académico falaz. Muchas IES carecen de los recursos humanos y materiales, así como de planes de estudio serios para brindar la calidad que reclama lograr la alta competitividad. Se debe evitar una mala elección.

En las universidades de los países de primer mundo se sobreentiende que el papel de un profesor universitario está compuesto de dos tareas fundamentales: la de investigar y la de enseñar, ésta debe ser la expectativa a instrumentar en las universidades e instituciones de educación superior mexicanas. La UAQ lo ha estado logrando así con sus profesores de manera notoria, lo que repercute en la acreditación de sus licenciaturas y en los programas de posgrado que imparte. Este esquema de calidad estimula la creatividad de los estudiantes y la innovación.

El sector productivo debe comprender que para mantenerse en el ámbito de competencia que exige la economía mundial es necesario disponer de altas tecnologías, generar una industria competitiva e innovadora. Para facilitar el alcance de este reto, instituciones como la UAQ egresan el capital humano que se requiere.

La vinculación entre la universidad, el sector productivo y el sector social es la alianza estratégica que, con el apoyo del estado y el compromiso del gobierno, podrá hacer realidad el anhelo de que nuestro país ocupe un lugar de vanguardia en el ámbito mundial, en la sociedad del conocimiento.

La industria y empresas mexicanas no compiten una contra otra u otras empresas extranjeras, sino contra toda la base institucional de apoyo financiero, de generación y de aplicación de tecnología y subsidios que generan otras naciones.

La actividad de posgrado e investigación derrama grandes beneficios al disponerse de profesores altamente calificados capaces de generar motivación en el alumno e impulsar la creatividad y la capacidad para la crítica, alejándolo de la enseñanza dogmática y desarrollando la capacidad innovadora.

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