Recordando la canción que en voz de Mercedes Sosa se volvió un himno de la lucha estudiantil, es como escribo esta colaboración. La comunidad universitaria de Querétaro demostró una vez más que la escuela pública es cuna de transformaciones, espacios libres donde nace y se construye el pensamiento crítico, lugares que se convierten en trincheras de resistencia ante aquello que, aunque normalizado, es caduco e inservible. Hoy la esperanza recorre el Cerro de las Campanas, el corazón de nuestra máxima casa de estudios tiene más vida que nunca y desde la dignidad han avanzando.

Redacto este texto al mismo tiempo que se celebra una sesión de consejo universitario, que desde ya, forma parte de la historia de nuestra querida Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), independientemente del resultado que arroje el encuentro de la autoridad máxima de la casa de estudios, las causas y la defensa de las mismas, quedan como ejemplo para los que creemos firmemente que la educación no sólo se encuentra en las aulas de clase, sino en las calles y en las luchas que en ellas se manifiestan, mientras que el sector docente aprendemos de los que regularmente nos escuchan, pero que hoy se convirtieron en nuestros maestros y maestras, desde el corazón, desde la necesaria lucha por una vida digna.

Nuestra universidad no volverá a ser la misma después de Facultades Unidas, y eso reconforta a más de uno y de una, ya que sin este vendaval estudiantil no hubiera sido posible visibilizar que los procesos internos, aunque bien intencionados,  aún son insuficientes y en particular nos permite ser testigos de cómo las juventudes tienen la capacidad nata de organizarse para la justa defensa de sus derechos y demandas, algo que tiene intranquila a la clase política que le apuesta a la pasividad de las nuevas generaciones, mismas que han sido víctimas del despojo de diferentes conquistas logradas desde cualquiera de las luchas populares. Vaya que Querétaro tiene esperanza.

Por otro lado, esta lucha estudiantil nos permitió darnos cuenta de que el porrilismo sigue vigente en nuestra institución educativa, tanto en las redes sociales como en otros espacios, personas refugiadas en el anonimato se dedicaron día y noche a desprestigiar el paro, al mismo tiempo que buscaban dirigir la atención a otros sectores de la vida pública local, cuando este movimiento goza de toda legitimidad desde su origen. No permitamos que aquellas personalidades que en el pasado desestabilizaron nuestra universidad, retomen fuerza y regresen para instaurar el sistema de persecución que tanto trabajo costó desmantelar. Para finalizar, invitaría a poner especial atención a los diferentes procesos que han de derivar del pliego petitorio, la formalidad y respeto de acuerdos de ambas partes será vital para que este movimiento estudiantil sea la semilla de próximas cosechas de justicia y dignidad al interior de la casa del pensamiento, de la esperanza queretana.

Gracias a la juventudes en resistencia, su lucha nos devuelve la alegría, que sólo la rebeldía puede dar.

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