Estimados lectores, les deseo un buen inicio de semana. En esta ocasión hablaremos de las estrategias de control y manipulación que usamos las mujeres en las relaciones, las cuales muchas veces confundimos con lo que es el amor o que incluso podemos decir que las hacemos por amor.

En la cultura latina es muy común que las mujeres crean que entre más buenas y sumisas sean, van a ser más amadas, por lo cual, utilizan la estrategia de sumisión, es decir, “me pongo de tapete para que me pises”, con la esperanza de hacerse tan necesaria en su vida para que no la dejen. Esta estrategia, sin embargo, lejos de generar en el hombre ganas de luchar por la mujer y que sea valorada por él, ejerce exactamente el efecto contrario, ya que es imposible que alguien sea valorado, cuando la propia persona no lo hace, demostrando únicamente la falta de autoestima en la mujer. Entregan su vida y focalizan toda su atención en el objeto de su afecto olvidándose de sus propias necesidades. Incluso pueden utilizar la sexualidad como arma para atraer y atrapar a un hombre. Sin embargo, el problema estriba en que normalmente sucede el efecto contrario, sintiéndose muy desilusionadas, confundidas, usadas por los hombres en su vida. También pueden hacerse cargo de las responsabilidades económicas y profesionales de sus parejas, con la supuesta intención de apoyarlos y de sentirse útiles en la vida de ellos.

Son mujeres que necesitan ser necesitadas.

Otras mujeres, utilizan una estrategia totalmente contraria, donde se muestran indiferentes e incluso hostiles ante los hombres, con la intención de mantenerlos interesados en ellas. Lo cual, a la larga, genera resentimiento por parte de ellos.

Otra estrategia es el control evidente, donde se intenta tener un absoluto conocimiento de los movimientos, relaciones, dinero, actividades que realiza el hombre, ya que en el fondo tiene mucho miedo de perderlo, produciendo en el  varón el efecto tan temido.

Veamos a continuación algunos de los pensamientos que tienen las mujeres que usan estrategias de control y manipulación en las relaciones. Si presentas alguno de ellos, es importante que revises desde dónde y para qué lo estás haciendo, y si verdaderamente te funcionan:

- Mi vida está enfocada en cómo hacer feliz a mi pareja. Él se ha convertido en la razón de mi existencia y felicidad.

- Todo es tiempo estoy angustiada porque pienso que otra mujer me lo puede quitar, razón por la cual, siempre estoy tratando de llamar su atención.

- Todo el tiempo “le sugiero” o le digo directamente lo que tiene que hacer (me creo experta en su vida), y me resiento cuando no me hace caso... Lo trato como su mami en lugar de tratarlo como a un adulto capaz de tomar sus propias decisiones.

- Cuando no hace lo que quiero lo puedo castigar con el silencio y malas caras para generar su culpa y que regrese a mí.

- Desconfío todo el tiempo de él, incluso cuando no ha habido muestra alguna de infidelidad.

- Me hago cargo de sus comportamientos erróneos y me siento culpable, de sus irresponsabilidades, de sus tonterías e incluso de su fidelidad. Por esta razón, me creo con el derecho de invadir su privacidad, revisando su celular, sus redes sociales, ropa, muebles, etc., para encontrar las pruebas de su engaño.

- Cuando me relaciono con un hombre que me maltrata física, verbal o económicamente, me trato de justificar todo el tiempo, sintiendo la obligación de tranquilizarlo y que no se moleste conmigo. Incluso puedo sentirme culpable de lo que se me imputa.

- Siento que tiene el otro la obligación de amarme por todo lo que yo le amo y he hecho por él.

- Siento una terrible ansiedad cuando pienso que lo voy a perder, lo que me lleva a compulsiones o adicciones.

- Idealizo a mis parejas aun sabiendo que no son para mí, que no me quieren y que no van a estar conmigo. Incluso puedo estar consciente que es alguien dañino para mí.

- Creo que el tendría que pensar, sentir y necesitar lo mismo que yo.

- Le paso la responsabilidad de mi vida y mi felicidad, de que yo me sienta querida, valorada y reconocida.

- Me hago cargo de su vida en todos los planos, física, mental, emocional y económicamente.

- Me la paso reclamando por todo lo que no es, hace o me da.

- Me mimetizo haciendo todo lo que él hace. Ya no tengo una identidad propia.

- Justifico sus malas conductas en nombre del amor que siento por él.

- Creo que es mi culpa, que algo en mi está mal para que él no me ame como yo quisiera.

Es innecesario, absurdo y una pérdida de tiempo relacionarse de esta manera. Si tuviste alguno de estos puntos, es importante que trabajes en ti y seas honesta contigo misma. ¿Qué ganas con esto?, ¿qué pierdes con esto?, ¿qué necesitas en lugar de esto? Recuerda que el hombre siempre valora a una mujer que se valora. No pongas en duda tu dignidad.

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