La crisis del Covid-19 ha evidenciado la fragilidad no sólo del sistema de salud en México sino de los sistemas de seguridad y atención a emergencias. Ante lo que ha sido un desmantelamiento gradual de instituciones del Estado, el gobierno federal está tapando hoyos —que él mismo generó— con lo que puede. En este marco, los cuerpos de seguridad han sido llamados a atender la emergencia sanitaria realizando labores que no les corresponden y para las que no han sido capacitados. Sin duda representan un apoyo importante, pero el Plan DN III-E no están diseñado para atender una pandemia. Además, es evidente que esta inclusión mermará su capacidad de acción para combatir la inseguridad.

Ante esto, es válido preguntarse, ¿en qué condiciones están realizando estas labores los policías y las Fuerzas Armadas? La gran mayoría de los cuerpos de seguridad no cuentan con entrenamiento médico específico, ni con equipamiento que les permita resguardarse razonablemente del riesgo de contagio.

En la conferencia mañanera de este viernes, los Secretarios de la Defensa y la Marina dieron a conocer las cifras del problema. Respecto a elementos en activo, la Sedena tiene 60 militares confirmados con Covid-19 y 256 registrados como casos sospechosos. Han tenido tres decesos. En la Marina, en la Ciudad de México tienen “alrededor de 26 elementos” internados; en Veracruz “cuatro elementos intubados”. Aunque el Almirante José Rafael Ojeda Durán no tenía los datos precisos de los casos en todo el país dijo que: “debemos tener alrededor de 35 elementos”. De integrantes de la Guardia Nacional no se habló.

No podemos imaginar un peor escenario que el de unas fuerzas de seguridad mermadas por la enfermedad en el contexto de inseguridad e ingobernabilidad que hoy vivimos.

Las decisiones que se están tomando son, por decir lo menos, insensatas, fuera de contexto y dictadas por la desesperación.

Estamos claros que un reto como el que enfrentamos hoy día exige acciones contundentes que integren enfoques técnicos y científicos que se apoyen, dado el caso, en los cuerpos de seguridad facultados para ello y evitar magnificar su vulnerabilidad

Estamos buscando cómo aplanar la curva de contagios del covid-19. También debemos hacer lo mismo con la curva de la inseguridad. Ésta, aunque quieran disfrazarlo, se sigue agravando sin que parezcan existir remedios efectivos. (Colaboró Pilar Déziga)

Presidenta de Causa en Común. @MaElenaMorera

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