A continuación, estimado lector, dejaré la pluma y el papel para pedirle a mi computadora que redacte la siguiente columna de opinión acerca de la Inteligencia Artificial y específicamente los chatbots (lo cual dista mucho de ser un deseo inaccesible).

En los últimos años hemos presenciado una gran evolución en el campo de la Inteligencia Artificial y su aplicación en nuestra vida cotidiana; destacando los chatbots, sobre otras tecnologías. Esta herramienta nos permite interactuar con sistemas informáticos -vía la conversación-, para obtener información o realizar alguna tarea específica.

Los chatbots, por ejemplo, han permitido que las empresas mejoren la experiencia de sus clientes al ofrecerles una forma más directa e inmediata de comunicarse. Firmas como Amazon, Apple o Facebook se han beneficiado de su implementación para ofrecer un mejor servicio.

Si bien se encuentran lejos de sustituir las bondades de la interacción humana -variables, interpretación, tono, empatía-, es indudables que los chatbots llegaron para quedarse; los expertos estiman que eventualmente se convertirán en una herramienta imprescindible para las empresas. Por lo tanto, es relevante que empresarios y emprendedores se familiaricen con esta tecnología para aprovechar al máximo sus beneficios.

Estimado lector: volviendo a mi planteamiento inicial, reitero que esta columna de opinión que lees amablemente fue escrita por un robot. Hace apenas una semana la Empresa open.ai, liderada por Elon Musk y Sam Altman, desarrollaron un chatbot inteligente con quien puedes sostener una conversación, pedirle que haga tu tarea, escriba una columna o programe un código. A tan solo una semana de su lanzamiento, “Chatgpt” ha rebasado el millón de usuarios; muchos ya lo llaman el verdugo de Google, el maestro sustituto de tu clase de los miércoles o el siguiente invitado a redactar columnas en este gran espacio para EL UNIVERSAL Querétaro.

Lo hemos dicho muchas veces en este espacio: el futuro nos alcanzó -y se escribe en presente-. Estas industrias pasarán ante nuestros ojos, con o sin México, con o sin Querétaro. Está en nuestras manos tomar estas oportunidades y construir el futuro que queremos.

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