La embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, asumió el cargo en un tiempo récord el 11 de enero pasado como representante de México y de los mexicanos en Washington. En entrevistas con la prensa mexicana ha dado a conocer algunas prioridades del gobierno en su relación con Estados Unidos. Que por cierto es una relación compleja, por no decir difícil y complicada. La embajadora Bárcena ha mostrado en pocos días que tiene políticas y prioridades como representante del gobierno del presidente López Obrador.

La embajadora en Washington destacó algunas prioridades del gobierno mexicano, entre ellas la migración de México a Estados Unidos y la frontera donde en 10 ciudades habitan15 millones de habitantes; “esa zona podría ser la cuarta economía del mundo”, de acuerdo con lo señalado por Bárcena. Resaltó la importancia que el gobierno de López Obrador le está dando a la región con el impulso económico y territorial a la zona fronteriza. La aprobación del Congreso de Estados Unidos del TMEC es un asunto que la embajadora no pierde de vista, habiendo iniciado contactos con congresistas de ambos partidos. Su llegada a Washington se ubica en el mayor conflicto entre el presidente y los republicanos por un lado, y los demócratas por el otro, que no están dispuestos a financiar el muro y tampoco a aceptar las políticas migratorias que pretenden convencer de que EU vive la mayor crisis de seguridad en la frontera por las miles de solicitudes de asilo y las caravanas de migrantes que entran desde México.

La embajadora Bárcena llega en los tiempos más difíciles para la relación México-Estados Unidos. Resalta el giro que el gobierno de EU ha dado a la migración en diversas facetas: la de los 700 mil jóvenes en el limbo después de que en septiembre del año pasado declarara el presidente Trump el fin del programa DACA de Barack Obama y que les permitía estudiar y trabajar sin ser deportados; la mayoría de ellos son mexicanos. La separación de familias y la pérdida de contacto entre padres e hijos, menores de edad, mayoritariamente de migrantes centroamericanos. La juez Dana Sabraw ordenó al presidente poner fin a la política de separar a los niños de sus padres: “bajo el actual sistema, los niños migrantes NO son tratados con la misma eficiencia, exactitud que la propiedad”. Ese drama no ha terminado, se encuentran bajo custodia habiendo perdido el contacto con su familia, cientos o más de mil infantes.

El otro gran problema de la relación se ubica precisamente con la frontera en tres vertientes: la militarización para impedir el ingreso de centroamericanos, que mayoritariamente buscan asilo o empleo. El muro que se pretende construir en la frontera como ampliación del ya existente para salvaguardar la “seguridad de los estadounidenses”, en virtud de que la mayoría de quienes pretenden cruzar la frontera son delincuentes, narcotraficantes y asesinos según Trump.

El principal conflicto político hoy en Estados Unidos tiene que ver con la migración y la frontera. Chocan el presidente y la Cámara de Representantes en desacuerdo con el muro y las políticas migratorias de Trump. En el centro: el financiamiento presupuestal para el muro en la frontera con México que prometió Trump a sus seguidores y que no consigue porque no lo aprueba la Cámara de Representantes de mayoría demócrata. El conflicto es de tal dimensión que ha llevado al cierre de una parte importante del gobierno federal: 800,000 personas sin trabajar ni cobrar. Su duración es ya históricamente la mayor. El presidente insiste en el muro e intenta convencer que en la frontera con México tiene lugar la peor amenaza a la seguridad de los estadounidenses. NPR y PBS publicaron una encuesta en que la aprobación a Trump cayó 7% desde el mes de diciembre.

Nunca desde que el presidente James Polk declaró la guerra a México en 1846, ningún otro presidente tuvo una política tan agresiva, unilateral e impositiva.

Periodista, analista internacional

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