El arte y la cultura nacional han tenido, en el 2012, varios motivos para festejar. Es justo recordar a los personajes que promovieron iniciativas trascendentes en educación, creación artística, promoción cultural y que este año cumplen aniversarios.

Es de elemental gratitud destacar a quienes en educación, literatura, música y pintura han dejado huella en México y en el mundo. Olvidadizos e ingratos que somos, algunas personalidades han pasado este año sin que se les hagan los homenajes que merecen. Es de justicia recordarlos.

Abrimos este tributo con Justo Sierra Méndez, quien cumple un centenario luctuoso. El “Maestro de América” ha sido el más grande educador de México, ya que dio a su país instituciones y programas que han dejado una impronta formidable en la historia nacional como: el Ministerio de Educación Pública y Bellas Artes en el gobierno de Porfirio Díaz, el carácter obligatorio de la educación primaria y fundador de la Universidad Nacional de México, que unos años más tarde conquistaría su autonomía.

Esos logros hubieran sido suficientes exaltar al “maestro blanco”, pero su vida estuvo llena de una obra prolífica. Su pensamiento está plasmado en 15 tomos. Propuso la carrera magisterial, la reestructuración de estudios profesionales y a nivel superior, la creación de un sistema de becas para alumnos destacados y para personas de escasos recursos, desayunos escolares. Su visión fue integral, amplia y fecunda para combatir la peor de las pobrezas: la ignorancia.

Con toda justicia, en 1999 el nombre del gran mentor quedó inmortalizado en letras de oro en el muro de honor del Palacio Legislativo de San Lázaro. El gran paisajista de México, José María Velasco, cumple también un centenario de su muerte. Promotor de un romanticismo en la naturaleza y artífice de las más bellas estampas del Valle de México cuando aún era la región más transparente, es considerado como un hombre renacentista y de los más importantes pintores del siglo XIX en nuestro país.

En la Exposición Universal en París en 1889 sorprendió al mundo con sus paisajes de un formato y un color que dejaron boquiabiertos a los espectadores. Su fama se extendió cuando expuso su obra en Chicago. Desde entonces los estadounidenses han valorado su obra como preciadas joyas del arte universal.

Se cumplen 100 años del nacimiento del gran músico nacionalista, José Pablo Moncayo, quien al morir joven dejó un conjunto de piezas orquestales que son indispensables en la celebración de nuestro mexicanismo. La más notable de ellas es sin duda “Huapango”, imprescindible en repertorios musicales de orquestas, bandas y hasta de mariachi, en celebraciones populares, en las fechas en que se exalta la nación y que nos da orgullo, identidad, sentimiento de grandeza.

El “Huapango” de Moncayo es un arreglo para orquesta sinfónica de tres sones provenientes de la tradición musical de Veracruz y si bien es la pieza más famosa de este compositor jalisciense, discípulo de Carlos Chávez y Aaron Copland, existen otras composiciones cuyo sonido evoca los colores y los ritmos de un México que se niega a desaparecer.

El mismo año que nació Moncayo vino al mundo un mexicano notable: Fernando Benítez, periodista, escritor, etnólogo, antropólogo y promotor cultural. Su gran obra, Los Indios de México, es un estudio que ha sido un eficaz auxiliar para conocer la diversidad de nuestros grupos étnicos. Sin embargo, en el medio intelectual se le conoce como el gran creador de suplementos culturales como México en la Cultura (Novedades), La Cultura en México (Siempre!); Sábado (Unomásuno) y La Jornada Semanal (La Jornada).

Tuve el honor de conocer a este personaje de la vida cultural de México. Lo invité en dos ocasiones a dar conferencias. Anciano y de baja estatura pero vigoroso. Me contó el chofer que lo trasladó de la ciudad de México a Querétaro que casi se salía del auto para mentar madres a los automovilistas que venían rápido o despacio. Lo importante era mentarles la madre.

Cuando salí a recibirlo de mi oficina en la universidad, me vio (yo usaba una barba sin bigote como marinero nórdico) y exclamó ¿Quién es este tipo salido de la novela Moby Dick? Yo pensé que me equiparaba con una ballena, pero luego me acarició el rostro y se dio cuenta que mi barba no era postiza.

Escritor, periodista y analista político

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