En el error.
Y en sus emociones.
Estar a punto del error  es una condición del miedo.
Estar en medio 
del error es estar 
en un estado de 
locura y de derrota.
Darte cuenta de que has cometido un error 
produce vergüenza 
y remordimiento.
¿O sí?
Anne Carson
(Fragmento)

Retomo el título del poema de Anne Carson, y comparto el error como el punto de partida para establecer mi propio ensayo sobre las cosas en las que más pienso.

El error es, en definitiva, una constante. Es ese miedo que no abandona. Es un mar de cuestionamientos que aturden la razón, que golpean repetida y constantemente al orgullo y manipulan la conciencia. Es el error la ruta que uno escogió tomar, de entre todas las alternativas posibles. Irse por un camino equivocado es una de las mayores angustias, saberse perdido, desorientado, temeroso de no poder encontrar la salida. Y después, al darse cuenta del error cometido, aceptarlo supondrá la más valiente declaración. Asumir la equivocación, la decisión fallida, será parte de un lenguaje fijado a la memoria. Será un tatuaje adherido a la experiencia que supondrá marcas imborrables en todo el ser.  Contengo marcas que se convirtieron en cicatrices imperfectas.

La finitud de la vida. El fin no entendido como la muerte, sino como la imposibilidad de una continuación de experiencias, como una tajante barrera que no da más oportunidad de indagar qué seguiría después. Es un miedo que me deja sin aliento, pero no por la imposibilidad de respirar, sino por la angustia que me provoca el dejar las cosas inconclusas, seguramente como una falta de responsabilidad. La finitud que llega sin anuncio, que no da tiempo a que la conciencia reaccione y actúe.

En la soledad. Desde niña no pertenezco a ningún lugar. Soy ese cuerpo y esa mente que se aíslan de manera voluntaria. Aprendí a construirme un mundo en el cual habitar, uno distinto, particular, extraño, incluso siniestro. Edifiqué un tímido lugar que se alimenta de mis pérdidas, de mis miedos, pero también de mis deseos y ambiciones. Desde allí, observo la vida por pequeñas ventanas colocadas estratégicamente por todos lados. No para ser descubierta, sino para poder ver a través del distanciamiento.

Seguramente, y sin darme cuenta, en mi jardín he sembrado muchos errores, y a algunos los he regado y cuidado con la misma cautela que a las semillas que están por germinar con la esperanza del fruto. Pero esos errores, desde su condición natural del equívoco, de la falla, habrán contaminado a todo lo que que tienen cerca, aún a lo ya florecido. Esos serán los más peligrosos, los más difíciles de arrancar de esa tierra fértil, tendrán raíces más profundas y más fuertes. Habré cultivado errores de todo tipo, y allí siguen, creciendo en mi jardín, mezclándose con todo lo demás, confundiéndome para que los siga cuidando y los deje vivir.

Twitter: @CDomesticada
Piedad es artista visual con 
maestría en Diseño e Innovación en Espacios Públicos.
Actualmente es profesor de cátedra en el Tec de Monterrey 
campus Querétaro.

Google News