Mi solidaridad y respaldo a los compañeros de la prensa agredidos sistemáticamente desde Palacio Nacional.

La contaminación ambiental es ya considerada un arma contra el planeta y sus habitantes. La Organización Mundial de la Salud informó desde 2019 que es más letal de lo que se venía calculando. Estimó que siete millones de personas mueren anualmente por ese motivo. En nuestro país, el director de salud ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública, Horacio Riojas Rodríguez, calculó que son 48 mil los mexicanos que mueren prematuramente por problemas de salud relacionados con la contaminación del aire.

Estas cifras crecerán si no apostamos globalmente por la generación de energías limpias. Lamentablemente, en México se han tomado decisiones que nos alejan de ese objetivo. La semana pasada en la Cámara de Diputados se aprobó, luego de dieciséis horas de debate, la reforma a la Ley de la industria eléctrica. La iniciativa deberá debatirse ahora en el Senado. Según analistas y expertos las repercusiones económicas, en caso de aprobarse también en la Cámara Alta, serán terribles. Muchas inversiones serán canceladas, golpeando aún más la confianza para atraer capitales.

La Cámara de Comercio de Estados Unidos consideró que la reforma supone en la práctica una violación de los compromisos suscritos en el tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. La Unión Americana pidió a México propiciar un ambiente adecuado para la inversión en energía.

No nos podemos dar el lujo de dejar de escuchar a nuestro principal socio comercial, sobre todo si tomamos en cuenta que dependemos energéticamente de ellos. Basta ver lo ocurrido hace apenas unos días ante la escasez de gasnatural. Texas dejó de proveerlo a México por las nevadas que afectaron a ese estado, y buena parte de nuestro territorio se quedó sin energía eléctrica.

También la Cámara Española de Comercio manifestó sus dudas y enfatizó que, según los propios cálculos de la Secretaría de Economía del gobierno mexicano, las inversiones en el sector aportaron casi 18 mil millones de dólares a nuestra economía.

El pronóstico es que terminaremos pagando un precio mayor por una energía más contaminante. Mas allá de los daños a la economía, están las repercusiones ambientales. Seguir usando combustibles fósiles hace que aumente la temperatura del planeta y que los fenómenos meteorológicos como huracanes o sequías alcancen dimensiones nunca vistas. Lo triste es que el debate en torno a la energía en México dejó de ser científico y se convirtió en ideológico. En esa arena, las advertencias de los expertos no pesan. Pero los miles de personas

Google News