Existe un principio de derecho civil, en materia de interpretación contractual, que determina que la naturaleza jurídica de los contratos se deriva del contenido de sus cláusulas, independientemente a la denominación que le otorguen las partes.

Esto, en la práctica, quiere decir que si dos personas celebran un contrato con todos los elementos de un arrendamiento, no importa que pongan por título que se trata de contrato de compraventa, porque en realidad es un arrendamiento.

En cierta forma, esto es lo que está pasando con la Guardia Nacional. Los diputados federales aprobamos el pasado 28 de febrero, después de un intenso debate, una reforma constitucional que determina que la Guardia Nacional es “una institución policial de carácter civil”.
Sin embargo, los recientes nombramientos del presidente Andrés Manuel López Obrador ponen en entredicho su verdadera naturaleza.

De nada sirve que la Constitución diga que la Guardia Nacional tiene carácter civil, si en la práctica su verdadero contenido es militar: con una previsible cadena de mando militar y una participación preponderante de miembros de las fuerzas armada, lo que permite pensar que la Guardia Nacional, de facto, sería una institución policial de carácter militar, no civil.

Cuando los legisladores aprobamos la minuta de reforma constitucional que creaba la Guardia Nacional, celebré, en este espacio, el papel de la oposición y de la sociedad civil al pugnar con fuerza para que esta nueva institución policial fuera civil; y celebré, también, la disposición del gobierno federal y de la mayoría legislativa para escuchar y llegar a acuerdos.

Asimismo, en ese artículo, advertí de los riesgos que aún existían, pues quedaba un largo camino por recorrer para asegurar que la Guardia Nacional fuera un cuerpo de seguridad civil, capaz de generar las condiciones de paz y seguridad que merecen todas las familias mexicanas.

Hoy, a menos de dos meses de esa fecha, parece que la disposición del gobierno federal y de la mayoría legislativa en realidad fue un engaño, y que los riesgos se materializaron con una rapidez digna de mejores causas. No fue voluntad de diálogo lo que mostraron el Presidente y los legisladores de su partido, sino una forma burda, como dice el dicho, de “dar atole con el dedo”.

No pongo en tela de juicio ni la capacidad, ni la integridad, ni la formación del general Luis Rodríguez Bucio, quién fue nombrado como comandante de la Guardia Nacional, ni del resto de los militares que conforman la Coordinación Operativa Interinstitucional.

Tampoco minimizo la importancia de contar con el respaldo en tareas de seguridad —a nivel federal, local y municipal—, de miembros en retiro de las fuerzas armadas; yo mismo, como presidente municipal de Querétaro, tuve el honor de trabajar con el general Rolando Eugenio Hidalgo Eddy.

Lo que cuestiono, y por lo que creo que debemos levantar la voz la oposición, la sociedad civil, los académicos, los especialistas y todos los que participamos en el diálogo que dio origen a la reforma constitucional, es por la forma en que el gobierno federal está incumpliendo con el espíritu de la reforma, al poner en riesgo el carácter civil de la Guardia Nacional.

Esto no es algo menor. Si la reforma fue aprobada con 463 votos a favor en la Cámara de Diputados, si fue ratificada por las 32 legislaturas locales, si tuvo un tránsito legislativo expedito, fue porque los acuerdos parlamentarios establecían que la Guardia Nacional tendría un mando civil. Esto era un principio fundamental. Un principio que a la primera de cambio está siendo vulnerado.

Ahora, a los legisladores federales nos toca sacar adelante las leyes secundarias que darán forma a la Guardia Nacional. Visto el valor de la palabra del gobierno federal y de los legisladores de la mayoría, como oposición debemos unirnos con inteligencia, ahora con mayor razón, para plasmar, articular y recalcar, sin que quede la menor duda, el carácter civil de esta nueva institución policial. México no está para juegos parlamentarios. Lo que está en riesgo es nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos.

Diputado federal por Querétaro

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