La máxima expresión de amar y querer es una verdadera enciclopedia de dolores y emociones. Y si nos referimos a los grandes romances de los años sesenta, es una heredera de la consigna: “haz el amor y no la guerra”, poderosa marca que se convirtió en una esperanza de amor.

Siempre estoy loqueando y escribiendo sobre una u otra cosa, pero de pronto veo que se aproxima el 14 de febrero

y todos corren a comprar flores y detalles y es cuando pensé: “loco, el amor está tocando a la puerta”, en ese momento se me tronó la voz de emoción y recordé un blues del 72 que mis padres escuchaban, se trata del famoso “yo sólo quiero hacerte el amor”, y sin duda de ahí nací.

Tratándose de temas románticos, siempre solemos recordar a Lennon y su Yoko, a Sid y su Nancy, a Elvis y su Priscila o yo mismo, a Pollo Rock y su Kamy, pero a lo largo de los años llama la atención que en el mundo rockero, las personalidades agigantadas, o algunas no tanto, posan junto a sus parejas, y más allá de lucir bien, este acto muestra su locura, vanidad, mucho “rockstareo”, lo que da evidencia de que estas estrellas también lidian y batallan con sus relaciones.

Existe una privilegiada lista de parejas icónicas, que no sólo destacan por estar unidas, sino por lo controversiales que han sido y que a lo largo de los años lograron transformar vidas, generar revoluciones, modificar ideas sobre el maravilloso mundo del sexo, el consumo y sobre todo, las vidas del mundo.

En las distintos expresiones rockeras siempre hubo temas que se caracterizaban por referirse al acto sexual, eran rolas comunes que incluían fuertes connotaciones sexuales y que sonaban duras y agresivas, por lo que ninguna podía ser cantada libremente y mucho menos dedicarse como un himno al amor.

Sin embargo, para poder decir “Te amo” nunca faltó la ocasión de estar en un concierto de los Doors y Morrison, quienes tenían canciones aptas para expresar aquello que no debía decirse a través de frases como “nena ven y enciende mi fuego”, y proclamar un “yo sólo quiero tenerte”, que era algo impensable, pero suculentamente delicioso. Sin lugar a dudas no había palabras para decir en público lo que no podía decirse en esos momentos de viva voz, pero esas palabras recién aparecieron y retumbaron a gritos cuando el alma rockera las expulsaba en el escenario.

Por otra parte, la poderosa frase “Hacer el amor” nos llegó del inglés, hagamos mucho el amor y jamás pensemos en la guerra, “Make love, not war” fue y será una idea maravillosa y representativa del movimiento hippie en EU.

Y pese a que Frank Sinatra aseguró: “No durará más de seis meses”, tal como si se tratara del amor, ha persistido hasta la actualidad, ya que la gran luz de este sentimiento que une al mundo, alumbra y resplandece a través de letras configuradas en canciones, mismas que plagan el alma y llenan el corazón.

El amar provoca sensaciones para componer una rola, por lo que es un sentimiento que da vida, y si logramos entenderlo, seguramente nos transportará al momento más maravilloso para repudiar la simple idea de un final y aferrarnos a la eternidad, tal como sucede con las grandes notas musicales y el idioma de la música, que se convierte en uno solo.

En la música, en especial en el rock, la frase “Hacer el amor” es algo que va más allá de una simple expresión, se volvió un distintivo de la época, un gesto de revolución y una gran entrega de amor, porque todo esto conlleva a que las grandes leyendas de la música siempre se esforzaron y forjaron las grandes letras a través de este sentimiento.

Y esta reflexión no surge sólo porque fue 14 de febrero, o con la intención de vender una rosa, sino para referirnos al amor como la fuente para alimentar y amamantar la delicia de un poema rockero, que será recitado al oído de una dulce muñeca, por lo que agradezco las canciones de amor que lo refrendan.

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