El mundo empresarial ha impulsado en las últimas décadas denominaciones o certificaciones cuyo fin es dar fe de aquellas empresas que cuentan con la calidad de acuerdo a ciertos estándares, tienen un comportamiento congruente con lo que se espera de ellas, o cumple con ciertas normas establecidas a nivel mundial. De ahí la aparición de la gama de Normas ISO (9000, 9001, 22000, 4001, etc), Certificación OHSAS,  o el ahora muy mencionado sello de Empresa Socialmente Responsable (ESR).

Particularmente esta última denominación empresarial, busca certificar una actitud empresarial dispuesta a alinearse con las nuevas perspectivas de la humanidad, sus principios y valores universales que la rigen.  Se basa en 4 ejes fundamentales: Derechos Humanos (Declaración Universal de los Derechos Humanos), Estándares Laborales (Declaratoria de la Organización Mundial del trabajo), Medio Ambiente (Declaración de Rio sobre Medio Ambiente y Desarrollo) y Prácticas Anticorruptivas (Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción).  Es soportada por la ONU, quien alinea el sello con los objetivos de Desarrollo del Milenio.   Si bien este sello trae mejoras en áreas que por mucho tiempo fueron ignoradas, a mi parecer se queda aún corto respecto de algunas prácticas laborales y comerciales que ejercer con el fin de contar con un nuevo mundo más justo y positivo.  De ahí que proponga los principios de un nuevo sello que se sume al ESR.  A este le llamo: Empresas Emocionalmente Comprometidas. EEC.

Mi propuesta es evaluar los siguientes elementos:

Escuchar a los empleados y darles sentido de pertenencia: Un patrón que pregona que el recurso más valioso de su empresa es su capital humano, debe ser congruente entre su declamación y sus hechos.  Para conseguirlo, tendría que generar los foros y mecanismos para escuchar y considerar a sus empleados respecto de experiencias y perspectivas sobre temas como gobierno interno, reglas corporativas, definición de misión, visión y valores, percepción y trato del mercado meta, diversidad, así como fomentar y recompensar la innovación y creatividad.  La idea es crear principios incluyentes y motivadores que acerquen al empleado con la empresa.

Fomentar y formar la Inteligencia emocional: Típicamente los esquemas de reclutamiento consideraban las habilidades técnicas, años de experiencia, nivel de estudios y especialización  al evaluar un candidato para un puesto determinado. Es cada vez más frecuente, escuchar un interés en la preparación que tiene el candidato para desarrollar talento en el área, manejar situaciones de conflicto en temas organizacionales y humanos, habilidades gerenciales de mando, trabajo en equipo, capacidad de delegación y facultamiento, etc. Si bien mucho depende del empleado, la empresa debe tomar su responsabilidad en la formación de su gente respecto del tema.

Índices de felicidad: Cada vez es más claro y consistente el mensaje que comparten especialidades como la psicología positiva del grado de felicidad de un empleado respecto de sus competencias laborales y retribución por su trabajo  en relación con su compromiso con los objetivos, grado de responsabilidad con su puesto, capacidad de compartir y colaborar con sus compañeros y efectividad en el manejo de conflictos.

Si bien el primer fin de toda empresa es generar riqueza, esto no debería estar peleado con el ampliar su alcance no solo al bienestar económico sino incluir también el goce laboral, de satisfacción personal, logro, motivación, crecimiento del personal, etc.

Google News