Combatir la brecha salarial que existe entre mujeres y hombres es impostergable en México. Es un acto de justicia y de construcción de una sociedad democrática. Los tiempos modernos que vivimos exigen que tomemos medidas que reviertan tal situación. En el grado actual de desarrollo de la economía mexicana no se puede mantener en esa condición a las mujeres, que aportan un esfuerzo igual y, en ocasiones, mayor a los hombres.

De acuerdo con la encuesta “Desafíos del éxito femenino en las organizaciones”, realizada en 2016 por la empresa de servicios de recursos humanos Adecco, en México 72% de las mujeres participantes afirman que existe una brecha importante de salarios entre hombres y mujeres, a pesar de ejercer la misma profesión. Asimismo, el 80% aseguró que el reto más importante al que se enfrentan es el balance entre vida y trabajo.

Ahora bien, en el entorno del balance entre vida y trabajo que preocupa a la mayor parte de las mujeres trabajadoras, la modernidad que vivimos orillan a que la ley evolucione al ritmo de la sociedad, donde la independencia femenina resulta cada vez más notable y suelen ser cabeza de familia, aun con la ausencia del hombre.

Hablamos de las madres solteras trabajadoras que, de acuerdo con el INEGI, poseen la tasa de participación económica más alta con un 70.9% de ellas; siguiéndoles las divorciadas, 67.6%; las separadas, 66.5%, en unión libre, 41%; las casadas, 39.7%; y las viudas con un 29.7%.

Esta distorsión debe subsanarse y, con ese propósito, he presentado en la H. Cámara de Diputados, el pasado 14 de noviembre, una iniciativa que reforma diversos artículos de la Ley Federal del Trabajo, a fin de combatir la brecha salarial que existe entre mujeres y hombres, por medio de sanciones a empleadores que no cumplan con que hombres, mujeres y distintos grupos vulnerables, reciban igual retribución por el mismo trabajo realizado.

Este producto legislativo también tiene como objetivo reconocer el papel de las madres solteras trabajadoras, al promover un aumento al tiempo, sobre el resto de las madres trabajadoras, para el cuidado de sus hijos posterior al parto, pasando de seis a ocho semanas.

De esta forma, con la iniciativa presentada se pretende fortalecer el espectro normativo que combate la discriminación salarial hacia la mujer, y propone continuar fomentando en la ley el equilibrio entre vida y trabajo que es la primera prioridad de las mujeres en nuestro país.

Por un lado, inhibiremos con mayor contundencia en la ley la ilegal discrepancia salarial entre hombres y mujeres que sigue existiendo en México; y, por otro, fortaleceremos al tiempo de reconocer el importante papel de las madres trabajadoras, especialmente protegiendo a las que son solteras y que, hoy por hoy, su situación no se encuentra prevista en la ley federal.

Es decir, las mujeres trabajadoras solas, y que son madres, se encuentran más integradas al mercado laboral y, por tal, debemos desarrollar un marco normativo que las apoye.

Al no existir sanciones, hablamos de una laguna legal que permite prácticas de discriminación salarial, de esta condición se deriva la necesidad de legislar en la materia para inhibir la discrepancia salarial por género, así como brindar protección a las madres solteras trabajadoras.

Tengo un compromiso con las mujeres y, particularmente, con las madres trabajadoras y madres solteras trabajadoras de Querétaro y del país, en eso estoy trabajando, y con esta iniciativa legislativa contribuiré al restablecimiento y protección del tejido social. Una batalla loable que vale la pena, ¿no lo cree usted, estimado lector?

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