Cuando escucho la palabra emancipación no puedo evitar pensar en aquel adolescente promedio de las comedias románticas norteamericanas, el cual se independiza de sus padres para poder así perseguir ese sueño imposible de convertirse en algo más que las metas de sus padres. Esto viene a la mesa porque lo mismo pasó con el arte, después de siglos de seguir una tradición enfocada en la funcionalidad y de verse influido por instrumentos de poder, decidió independizarse.

Durante el siglo XVIII el arte se emancipó. Se inició una separación de los sistemas que lo regían, en este caso la iglesia y el Estado, esto provocó que los artistas se enfocaran en buscar nuevos temas —el principal tema de esta generación de artistas fue la naturaleza, la cual fue representada a través de la belleza y de la imitación— nuevos conceptos, nuevas técnicas de producción etc., para así dejar de lado la representación de temáticas enfocadas en mostrar tanto el poder político, como el poder eclesiástico, y así convertir el arte en algo autónomo.

Otro de los cambios importantes que pasó durante este siglo fue la incorporación de aquel concepto que ronda cada que se habla de arte, “la estética” —disciplina que analiza las obras artísticas como objetos autónomos que dan belleza—. Con la integración de ésta, el arte se desprende por completo de aquella noción de tekné, donde las obras  cumplían con un objetivo funcional específico.

Con la incorporación de la estética devinieron muchos cambios dentro del ambiente artístico, tales como la instauración oficial de la crítica del arte. Ya que a partir de este momento, la obra artística buscaba meramente complacer al espectador, esto iba de la mano de la concepción del gusto, el cual era moldeado por la crítica del momento. Asimismo, se renueva el concepto de artífice —persona que se dedicaba a la producción de objetos artísticos bajo las normas de tekné—. A partir de este momento es donde nace nuestra concepción actual de ese artista genio creativo y libre, abriendo el camino a la emblemática figura de los artistas incomprendidos, que más tarde se consagrarían dentro de la historia.

En este periodo se introduce la definición de arte que se parece a la que hemos escuchado más comúnmente en la actualidad, como algo que provoca placer, esto a través de la estética  teniendo como único fin sí mismo. Con esto me gustaría proponer una nueva ramificación de aquel árbol, el arte es autonomía. Ésta revolucionó  y se posicionó en un lugar clave dentro de la producción artística de éste y de los siglos posteriores, ya que afectó e impuso nuevas reglas de lo que se conocería y todavía se conoce como arte.

Sin embargo, observo que el arte sigue dependiendo de ciertas instituciones de poder que lo ayudan a cumplir con diferentes objetivos dependiendo de su contexto específico, por supuesto que éstas han cambiado, se han agregado más a la lista y han evolucionado, pero es un ciclo que existe y se seguirá repitiéndose, pero tú ¿qué opinas, realmente crees que el arte se logró emancipar?,  ¿o que es o será realmente autónomo?

Lic. en Historia del Arte y Curaduría.

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