Desde hace 20 años la comunidad internacional dedica el 25 de noviembre a la Eliminación de la Violencia contras las Mujeres. En contraste, la violencia de género crece en todo el mundo. Como la propia ONU afirma, esta violencia es una de las más extendidas, persistentes y devastadoras. Con excesiva frecuencia, estas agresiones implican impunidad para el victimario, y estigmatización y vergüenza para las víctimas.

En muchos ámbitos de los sistemas de justicia predomina la revictimización, pero ésta es particularmente aguda y ofensiva en los casos de agresiones físicas y sexuales en contra de mujeres y niñas. En México las víctimas de violencia de género, las pocas que se deciden a denunciar al agravio, tienen que ir de una instancia a otra o de un área a otra para relatar la agresión, frente a personas escépticas e inquisitivas.

Citada por El País, Ana Pecova, de la organización Equis Justicia, afirma que solo en 11 por ciento de las denuncias de violación se abre una carpeta de investigación y que sólo en 2.4 por ciento de los casos se dicta sentencia. De acuerdo con la CEPAL, 64 mil mujeres son asesinadas cada año en el mundo y 14 de los 25 países con mayor número de feminicidios están en América Latina.

En México, las mujeres son víctimas también de los altos niveles de violencia: cada día son asesinadas en nuestro país 10 mujeres. Según datos del secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a agosto de 2019 se registraron 2 mil 173 asesinatos de mujeres, es decir, 563 feminicidios y mil 610 homicidios dolosos. La estadística da una dimensión de lo que sucede, pero a veces aleja del dolor y por lo tanto de la empatía, la indignación y la acción.

Hace unos días, en Toluca, Estado de México, una universitaria no regresó a su casa. Sus padres denunciaron, pero la respuesta de la autoridad fue que mientras no pasaran 24 horas no se le podía dar por desaparecida y que nada podían hacer. Por los antecedentes que ella misma había contado, sus padres fueron a la casa de quien podría ser el perpetrador del delito. Allí estuvieron, cuatro días, frente al inmueble. Cuando las autoridades por fin ingresaron a la casa, encontraron a la joven, estrangulada. El homicida no estaba. Sí estaban, en cambio, otras dos mujeres asesinadas.

Hay que asumirlo: no alcanzaremos la paz, el desarrollo, la justicia, mientras no erradiquemos la violencia en contra de las mujeres.

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