La música no tiene fronteras, límites, ni condiciones, simplemente se disfruta 
y se goza literalmente 
como un elevador que 
sube y baja las emociones


Buen día mis queridos lectores, un placer saludarlos y poder platicarles de una banda llamada Elevador,  que tuve la oportunidad conocer hace ya casi un par de años, entrevistar a sus integrantes y pasar un buen momento; ahora se me presenta el poder  trabajar y hacer una pequeña gira por algunos lugares representativos y bueno, quedé más que satisfecho, sus miembros probaron pulque, cotorrearon e hicieron de las suyas al más puro ritmo del rock.

El buen Luis Miguel, con un nombre que asemeja al Sol, posee una voz con tintes similares a los de Cerati, influenciado por The Beatles y con letras al más puro estilo del romance guerrero; siempre me dejó asombrado y entre risas lo dijo: “el estuche engaña, la voz no va con él”.

Comenzamos el rock con una rola que me encantó y la cual tenía una frase que, sin parecer cursi, robé para enamorar y dice así: “Bastó con un solo instante, en una gota de miel chocaron dos universos cuando te dejaste ver”; se lo dije de frente al vocal, “nunca me imaginé que cantaras así”.

Los integrantes del grupo son tipos súper relajados, pero que en cada momento hacían una fiesta; Boneca, manager de la banda con quien resulté tener más de dos amigos en común, lideraba cada situación requerida por estos.

Anduvimos rolando cuatro días, en los que, de pronto,  me vi platicando de la historia del rock con el amo y señor de las teclas: el buen Lalo, quien resultó ser un alma perdida en la inmensidad del rock y sus inicios, pues tenía en su currículum el haber compartido escenario con grandes precursores de este género en sus comienzos, así como  el  poder  presenciar el crecimiento de éste; además se declaró amante de los gatos, tenía cuatro felinos, e incluso un proyecto emergente con nombre gatuno.

Cope, otro integrante de la banda, el bajero, un tipo rudo con apariencia recia pero con un corazón enorme y grata sonrisa, dueño de cuatro perros, dos conejos y casado con una chica que resultó ser su admiradora desde que eran jóvenes, y solo intercambiaban miradas risueñas en el camión de la ciudad.

Los llamados millennials: el buen Emiliano y Rafa, guitarro y bataco, dos chicos que buscan abrirse paso en este largo camino del rock, enamorados, risueños, bebedores y pagadores de multas por cajetearla en la banda, sencillos y súper buena onda.

Sin lugar a dudas es una de las mejores experiencias que he tenido en este mundo inexplicable del rock, de las mejores propuestas que he tenido el placer de escuchar. Los invito, mis queridos lectores, a escuchar y enamorarse con @elvadormusica y subir y bajar en un vaivén de emociones musicales, sin más tinta y papel nos leeremos en otra ocasión.

@pollorockmusica 

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