El título de la presente columna es la definición que el Titular del Ejecutivo Federal ha dado sobre el término política, la cual resulta ad hoc para entender dos acontecimientos con alcance diferenciado, en sus respectivos ámbitos de aplicación, pero semejantes en el resultado, me explico.

En el ámbito federal observamos la renovación de la titularidad de la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), paralelamente, en Querétaro, la Legislatura local llevó a cabo el proceso de elección de una magistratura, para llenar la vacante al interior del Tribunal Superior de Justicia.

En el primer caso, el perfil electo resulta más que idóneo por tratarse de una persona no sólo aceptada por la comunidad de activistas en materia de derechos humanos, sino que también, es alguien que ha sufrido los abusos del estado directamente, sin embargo, su nombramiento se empañó, tanto por ser militante de un partido político como por haber emanado de un proceso que no cumplió con las características de certeza, transparencia y confiabilidad. Dando como resultado que se cuestione la idoneidad de la ungida.

Por otro lado, en el segundo caso estudiado, el proceso cumplió no sólo con la votación requerida en el órgano legislativo —el cual estuvo abierto en todo momento con nombre y apellido de quienes sufragaron en favor— sino que además fue apegado con estricto apego al marco normativo, pese a ello, a consideración de una parte importante de la opinión pública, hay por lo menos dos elementos que no aseguran el buen desempeño del perfil electo, a saber: la inexistencia de una carrera judicial, y paradójicamente, la existencia de una carrera política reciente.

En ambos casos se encuentra presente el fantasma de la designación para encubrir a quienes detentan el poder político, en vez de asegurar el equilibrio de poderes en un órgano y un poder diseñados para proteger a los gobernados. Sobre las tentaciones autoritarias, las ideologías se desvanecen, ya que tanto un gobierno que se dice de izquierda como uno abiertamente de derecha, hacen a un lado su ideología para asegurar el control de los garantes de la justicia.

Finalmente, a los lectores en desacuerdo con las decisiones de la 4T y al público lector inconforme con el gobierno panista de Querétaro, les diría citando el punto siete del decálogo del abogado de Eduardo Couture: “Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.”

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