El 8 de marzo miles de mujeres marchamos en un enorme abrazo sororal para exigir a las autoridades el respeto de nuestros derechos. Con esa fuerza colectiva hemos abierto espacios a la participación política de las mujeres; hemos llegado a las universidades y a los centros de trabajo; hemos cambiado al mundo pero no para todas. La pobreza, la falta de oportunidades, la división inequitativa de los trabajos de cuidado y crianza siguen marcando las vidas de millones de mujeres en México. El acceso desigual a las oportunidades, el origen étnico, la edad, la orientación sexual, la identidad de género, las distintas habilidades y la calidad migratoria suman a la discriminación que deviene del simple hecho de ser mujeres. La violencia feminicida nos roba a 10 mujeres todos los días y riega nuestras tierras de niñas y niños en orfandad.

Los últimos 20 años han visto el esfuerzo tenaz de las mujeres por gobernar nuestros cuerpos y nuestra sexualidad; por lograr una participación política paritaria y sustantiva y por colocar la agenda feminista en las mesas donde se decide la política. Han sido años complejos y de constantes contragolpes por parte de autoridades de todas las corrientes políticas que se niegan a respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de las mujeres y niñas. Han sido años donde la defensa del Estado laico se ha vuelto imperativa ante entes políticos que, sustentados en dogmas y prejuicios, violentan el orden constitucional y menoscaban nuestros derechos.

La lucha feminista es contra la violencia en todos los espacios; por una educación integral, incluida la sexual; por el trabajo y la vivienda digna; por la salud del cuerpo y de la mente; por la soberanía alimentaria y la laicidad. Nuestra lucha defiende a las mujeres indígenas y los recursos de sus pueblos y se opone al racismo y al maltrato a las y los migrantes. Nuestra lucha es la de las mujeres del mundo por el avance de nuestros derechos y frente a quienes pretenden apoderarse de manera oportunista de nuestro movimiento desde los extremos del espectro político.

Con motivo de las elecciones invitamos a todas las fuerzas políticas a sumarse a la causa feminista para responder a las exigencias justas de las mujeres y niñas de México.

Nuestra invitación es a convertir la erradicación de las violencias machistas en una meta de toda la sociedad; a realizar los cambios culturales que permitan a las víctimas acceder a la justicia, a la verdad y la reparación integral del daño. Nuestra invitación es a reconocer que las mujeres somos dueñas de nuestros cuerpos y a respetar la diversidad sexual. Nuestra invitación es a que se visibilice y se rompa con la división sexual del trabajo que nos condena a la pobreza y se reconozca el valor del trabajo doméstico y de cuidados que realizamos.

Nuestra invitación es a romper el pacto patriarcal y a sumarse a este movimiento plural y diverso que llamamos feminismo.

Activista defensora de derechos humanos e integrante del Centro Latinoamericano para La Paz, la Cooperación y el Desarrollo

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