Alex Osborn, creador del Brainstorming, afirmaba que “la pregunta es la más creativa de las conductas humanas”. Dicho esto, llega a mi mente cualquier serie de preguntas que he hecho a lo largo de mi vida, desde niño, como adolescente, como universitario, como padre, como ciudadano y finalmente como servidor público.
Una de esas preguntas que me han abordado a lo largo de los años y que debo de reconocer, sigue aún sin respuesta —o al menos parcialmente—, es el ¿cómo? Cómo ejecutó el qué, según el cuándo que se defina, más allá de con cuáles recursos. Con este sencillo silogismo, si cabe la expresión, quiero traer a esta semana a mi reflexión, #DesdeCabina, el tema que se asocia a quienes deberían hacer las preguntas y a qué actores son a los que se debe preguntar para responder lo que queremos para nuestro país.
En materia de la construcción de ese México que todos queremos, decía yo, es imperativo hacer las preguntas correctas, quizá un tanto retóricas, sobre el país que “todos” queremos, no sólo para reafirmar aquello que sabemos que debe ser nuestro querido México, sino más bien para, primero, clarificar que existan alineamiento entre lo que “todos” decimos querer y lo que algunos dicen debe ser; y segundo, para identificar si hemos hecho las preguntas correctas y suficientes y sobre todo, si las hemos hecho a quienes deben hacerse. Es vital creo yo.
El qué, se responde al recordar el cúmulo de afirmaciones alrededor de ese México equitativo con todos sus habitantes, el de oportunidades para jóvenes, adultos mayores y para minorías desfavorecidas; es el México del esfuerzo, desde la cabeza de la nación hasta el más sencillo de nuestros connacionales, el del orgullo y credibilidad en sus instituciones, el de la educación y transparencia en el ejercicio del poder; es ese México de manufactura de calidad, de grandes sectores de talla internacional, es el México del orgullo cultural, de patrimonios y orgullo de la humanidad. Es ese país alcanzable, porque muchos lo hemos visto o lo vivimos.
A quién preguntar o con quién acordar tales afirmaciones, la respuesta es simple y compleja a la vez: con todos diría yo. Lo mismo con actores políticos, sociales o económicos, esos actores que se agrupan en muy diversas organizaciones y que hoy participan de mil maneras con pares de los diversos niveles de gobierno, que escuchan y desean ser escuchados, que han aportado su talento y sobre todo su compromiso con el país. Imperativo también preguntar a las minorías, aquellos cuya voz no se escucha en un curul, aquellos cuyo voto es fecundo en momentos electorales, pero estéril en el día a día cuando se espera una justicia que se refleje en las oportunidades para salir adelante.  
Todos debemos ser escuchados, todos debemos aportar, todos debemos comprometernos y buscar la confirmación tan anhelada de ese México que nos merecemos desde hace décadas, de ese país que brilla con luz propia. Yo quiero ser parte de las preguntas, y también quiero ser parte de las respuestas, en este trascendente, y viejo arte de preguntar. 

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