Sí, sería fabuloso contar con una chequera sin límites o al menos con muchos millones para poder ayudar sin parar, para compartir un poco y saldar las deudas de la familia, de amigos cercanos -además de las propias-, poder apoyar a las personas que han perdido su empleo o que están a punto de perderlo y que ya empiezan con la angustia por no saber qué harán cuando eso suceda; cómo pagarán la renta, la escuela de los hijos, los servicios, y como podrán hacer el súper sin “echar tarjetazo” -aquellos con acceso a “dinero plástico”-; en qué condiciones quedarán cuando todo termine, en fin; pero no hay chequeras mágicas desafortunadamente.

Por otro lado pensar que los programas sociales, que las políticas públicas deberían ser el respaldo y solución naturales para subsanar o medianamente ayudar a los que más lo necesitan es insuficiente más que injusto. En ese sentido, se pueden discutir hasta el cansancio el impacto de implementar medidas contracíclicas para frenar la tendencia económica nacional que se avizora, desde hace meses, en franca recesión; la velocidad con que se están perdiendo empleos, la suspensión de operaciones en plantas y oficinas con actividades pertenecientes a sectores no esenciales, son apenas algunos de los muchos impactos que esta crisis sanitaria mundial traerá a nuestro país que deben ser atendidos con medidas igualmente trascendentes, con ayuda en pocas palabras.

Pero saben, no todo queda de lado del gobierno, quiera este intervenir o no como responsable de gobernar y velar por el bien común de sus gobernados, existe algo más y de eso quiero brevemente platicar este martes #DesdeCabina, de aquella ayuda que por millones podemos acumular.

Como mexicano, como padre de familia, como servidor público y principalmente como un ciudadano que ama a su país y a su gente, reconozco que no todo debe de recaer en el gobierno -sin quitar la responsabilidad que los tres poderes ostentan-, también estamos todos los ciudadanos, y prueba de ello es la variedad de iniciativas, videos de ayuda y concientización, mensajes ofreciendo servicios y productos para continuar a flote de alguna manera con la actividad económica de cientos o miles de personas; la multitud de novedosas ofertas, pero creo yo, lo más admirable, la infinidad de oportunidades para ayudar desinteresadamente, para regalar una despensa, para compartir un contacto, para brindar ideas para diseñar y fabricar artilugios que con muy buena voluntad pretender ayudar, para ofrecer los productos o servicios por el simple hecho de que se sabe que alguien los necesita y si hoy se tiene la oportunidad de brindarlos sin intercambio monetario alguno, pues se suma a una cadena de bondad, de empatía y de ayuda masiva que viene a subsanar “algunos huecos” que dejan algunos gobiernos obcecados en desconocer la magnitud de la situación.

Hoy quiero reconocer y expresar mi admiración a los que ayudan, a los que comparten, a los que sin poner selfie de por medio o sin exhibir en redes sociales su aportación, por minúscula que sea, están aportando incluso lo que no tienen, a todo el personal de salud, voluntarios y fuerzas policiales que con su trabajo de verdad aportan esperanza, esfuerzo y muchos millones de ayuda. Continuará...

Rector de la UNAQ / @Jorge_GVR

Google News