Joseph Oughourlian es el principal accionista y presidente del grupo PRISA que publica el diario español El País. En una entrevista reciente, explicó por qué es necesario cobrar para leer el periódico en línea: el mundo está lleno de fake news y por eso es importante que los lectores puedan confiar en la seriedad del periódico, saber que investiga, que dice la verdad, que analiza e interpreta los hechos. Pero eso cuesta dinero, por lo cual deben pagar una suscripción que permita conservar los estándares de calidad y profesionalismo y sobre todo de independencia, sin deber favores ni al gobierno ni a los empresarios.

Algo similar dice en un libro Lionel Barber, quien fuera director del diario inglés Financial Times, y quien logró que un millón de personas paguen su suscripción, para no depender de la publicidad que como dice, siempre va acompañada de tener que pagarla con favores.

En México esto es muy evidente. Este gobierno ha dejado de pagar publicidad en los medios en los que se le critica (“No pago para que me peguen” decía un presidente de otros tiempos) y solamente apoya a aquellos que aceptan su versión de cuáles noticias se deben dar y cuáles no y de qué manera se las debe enfocar. El resultado es que suceden cosas como ésta: en los últimos tres meses del 2020, hubo tres alertas naranja en la planta de energía nuclear de Laguna Verde en Veracruz, algo sobre lo cual los mexicanos no fuimos informados, a pesar del riesgo que ello significó, y quienes nos enteramos fue por un diario extranjero.

Y por increíble que parezca, cuando se consultó sobre eso al vocero de la CFE, empresa responsable de dicha planta, lo que hizo fue minimizar el problema, que es lo mismo que hicieron en otros casos, desde las graves inundaciones en Tabasco por no haber desfogado a tiempo las presas, hasta el apagón de 10 horas que afectó a más de 10 millones de usuarios.

La respuesta del gobierno es siempre la misma: descalificar a los medios por haberlo contado. Una y otra vez se lo hace, eso es notable en el caso de la pandemia, pues desde el Presidente hasta el subsecretario de Salud se molestan con ellos por informar desde un punto de vista que no es la versión oficial o por analizar y criticar.

Lo de Veracruz y lo de la pandemia son solo dos ejemplos, pero suficientes para demostrar, por una parte, lo importante que siguen siendo los medios para que los ciudadanos conozcan lo que sucede y puedan hacerse ideas propias sobre los problemas y sobre las soluciones. Y por otra, lo importante que es que los medios sean independientes para poder cumplir con ese cometido.

Esto viene a cuento porque desde diciembre del año pasado, EL UNIVERSAL empezó a exigir estar suscrito para acceder a la lectura de algunas noticias y artículos, después de que el periódico en línea había sido gratuito. Una cruz blanca envuelta en un círculo amarillo señala los textos que exigen esto si se los quiere leer.

Sin embargo, hasta hoy los lectores no parecen querer pagar y prefieren no poder leer los textos. Pero ojalá se percataran de que si queremos asegurar la calidad, la profesionalidad y la independencia del diario, así tiene que ser. Más ahora, cuando desde la Presidencia se culpa a los medios y a los periodistas de todos los problemas nacionales ¡hasta de que no haya suficientes médicos!

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