Tras casi tres meses del arresto de Meng Wanzhou, jefa de finanzas de Huawei e hija del propietario, Ren Zhengfei, las tensiones entre la compañía trasnacional china y Estados Unidos no se han reducido, al contrario, en la primera entrevista con exposición internacional realizada a Zhengfei el pasado lunes, él afirma que el arresto de su hija fue políticamente motivado. Dicha aseveración tiene implicaciones muy relevantes en el marco actual de relaciones internacionales que existen entre el país de las cinco estrellas amarillas y el país de las barras y las estrellas. ¿Cuál fue entonces la razón detrás de dicho arresto?

Mientras realizaba un vuelo de conexión en Vancouver, Canadá, el 1 de diciembre, Meng Wanzhou fue arrestada por solicitud de EU bajo tres cargos: lavado de dinero, fraude al banco y robo de secretos de comercio, aunque junto con los señalados hacia Huawei, el número asciende a 23. Tanto ella como la compañía china desconocieron los cargos. Hasta ahora no ha habido más información acerca de tales cargos ni de la situación de Wanzhou, entonces, ¿por qué sigue estando arrestada?, ¿qué motiva a que siga encontrándose en ese estado?

Huawei, que el 30 de julio del año pasado sobrepasó a Apple colocándose como la segunda compañía productora de smartphones más grande del planeta, es una marca innovadora y líder en telecomunicaciones con presencia alrededor del globo y con gran independencia financiera, que le ha permitido ser una de las empresas de tecnología que más invierte en investigación y desarrollo, cuya cifra en este rubro fue de $13.2 billones de dólares en 2017, y en 2018 fue de aún más. Todo lo anterior le permite gozar de una significativa influencia en los gobiernos de los países, como la podría tener cualquier empresa trasnacional, sin embargo, lo distintivo para esta es que, a diferencia de otras como refrescos de cola, hamburguesas, o ropa y calzado deportivo, Huawei pertenece a las telecomunicaciones: una industria simplemente esencial para nuestra sociedad globalizada y para los mismos gobiernos.

Ahora, es necesario conocer que desde hace años se ha generado un creciente temor de que Huawei ha servido al gobierno chino para espiar a otros, como lo declaró la Agencia Central de Inteligencia (por sus siglas en inglés, CIA) en 2012. Por su parte, en 2014, el Reino Unido expresó que tenía “limitada certeza” de que los celulares Huawei no significaban amenaza alguna a la seguridad nacional, por lo que posteriormente tomó acciones para remover esos equipos celulares de su sistema de comunicaciones. Asimismo, países como Australia y Nueva Zelanda anunciaron ya la supresión de la empresa china en la nueva generación de celulares, el sistema 5G, alegando temores de seguridad.

Esta exclusión de varios países hacia Huawei no significa otra cosa que el temor de que esta empresa pueda vulnerar los sistemas de seguridad y acceder a información privada, ya sea de la población —que tiene en su celular datos personales y bancarios, etc.— o del mismo gobierno, cuya información es más sensible y toca temas como seguridad, economía o el simple hecho de conocer los avances científicos, tecnológicos y militares de más alto recelo; ahí radica el problema. Quizá la estrategia fue entonces que con el arresto de Meng Wanzhou, la compañía china podría desestabilizarse y reducir su capacidad operativa en aras de limitar el posible espionaje que realiza. No obstante, en una realidad donde la lucha por la hegemonía mundial ha sido tema de cada día entre China, Rusia y EU —y sus aliados— desde hace años, no debería sorprendernos que la empresa trasnacional de telecomunicaciones, Huawei, efectivamente esté prestando al gobierno chino su infraestructura para realizar espionaje a diversos países del globo.

Escritor, historiador e internacionalista. Twitter: @NielsRosasV

Google News