En un estudio interesante, Eeguzki Urteaga asevera que: En este inicio del siglo XXI, el sindicalismo conoce una situación paradójica. Por una parte, continúa apareciendo como un actor central de las regulaciones profesionales y generando una abundante literatura. Por otra parte, todos los países conocen un declive de sus afiliaciones sindicales desde hace una década, ya que las transformaciones del capitalismo hacen vacilar los fundamentos sociológicos y culturales del sindicalismo. Sin embargo, la crisis del sindicalismo es más importante y antigua  en Francia, en donde se caracteriza por una grave y persistente debilidad y por una extrema fragmentación de sus organizaciones. No obstante, a pesar de una dificultad creciente para mantener y renovar sus afiliados, las formas sindicales continúan diferenciándose en función de los países porque siguen estando profundamente influenciadas por las tradiciones y experiencias nacionales. En el panorama sindical internacional, Francia juega una partitura relativamente singular cuya puesta en perspectiva espacial e histórica permite diseñar los primeros contornos. Una breve presentación de las teorías del sindicalismo pone de manifiesto hasta qué punto esa diversidad ha influido en la manera de teorizar el hecho sindical.

“Estos enfoques ponen en evidencia la especificidad del caso francés, el papel desempeñado por el Estado, las peculiaridades de su organización, la importancia de su crisis de audiencia, su participación original tanto en el diálogo social como en la gestión paritaria, así como los nuevos retos que representan tanto las transformaciones del mundo laboral como la construcción europea”. Francia y Estados Unidos aparecen como los dos países en donde el sindicalismo se enfrenta a los mayores problemas. Con España y Japón, estas potencias industriales tienen unas tasas de afiliación sindical inferiores al 20 %, mientras que cuatro países (Suecia, Dinamarca, Finlandia y Bélgica) conservan unas tasas superiores al 50 %. Los demás países se sitúan en una posición intermedia, con unas tasas que oscilan entre el 20 y el 35 %. «La diferencia del nivel de sindicalización entre las sociedades industriales avanzadas es mayor que para cualquier otro indicador socio-económico o político; los convenios colectivos no están reservados a los afiliados.

Especialista en Derecho del Trabajo, 
Certificado por el Notariado de la Unión Europea

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