Apareció su cuerpo sin vida y con él, se esfumó la esperanza de escuchar nuevamente su voz o de percibir sus pasos, imposible volver a ver el reflejo de su mirada o que el sonido de su risa invada el espacio nuevamente.

Apareció y a cambio de no vivir la incertidumbre de su paradero, hay que vivir con la certeza de conocer el camino hacia su tumba.

Jesús Almaraz Esquivel, joven de 21 años de edad, era un estudiante de la licenciatura de Administración de Empresas en la UAQ, campus Cadereyta, hasta el 1 de junio del año en curso, día en que desapareció, fue reconocido entre sus compañeros como estudiante destacado, tenía a su cargo un proyecto para crear pintura con nopal lo que hablaba de un joven inteligente y comprometido con su entorno.

Lamentablemente, el 17 de julio del año en curso, es decir 47 días después de su desaparición, la Procuraduría General de Justicia del estado (PGJ), encabezada por el licenciado Arsenio Durán Becerra, confirmó el fallecimiento de Jesús. La PGJ ratificó la identidad del cuerpo, encontrado en el domicilio del probable responsable de su muerte, de nombre Melchor García Gallardo, ubicado en el Barrio de San Gaspar, quien decidió entregarse voluntariamente a la Dirección de Seguridad Pública del municipio de Cadereyta.

Con esta colaboración nos unimos a la demanda de muchas organizaciones sociales como T’ek’ei, Grupo Interdiciplinario por la Equidad y Milenio Feminista en la exigencia por que se realice un acto público de reconocimiento de responsabilidad en relación con los hechos de este caso.

Recordar y asumir las consecuencias de actuaciones como la de declarar que tal vez el había decidido viajar o aquella terrible anécdota que habla de total insensibilidad cuando las autoridades impidieron que familiares y amigos siguieran colocando lonas para su pronta localización, hablan de que existieron irregularidades en la investigación y negligencias para garantizar el derecho a la libertad, a la integridad y a la vida en perjuicio de Jesús Almaraz Esquivel.

Nos unimos a la exigencia de conducir eficazmente el proceso penal en curso para sancionar al o a los responsables de la desaparición, maltrato y privación de la vida de Jesús.

Consideramos que investigar a los funcionarios por las negligencias ocurridas en el caso es de fundamental compromiso para que las instituciones recuperen la credibilidad y confianza de los ciudadanos en Cadereyta y en el estado.

Los pasos ahora conducen irremediablemente al silencio de una tumba, el dolor es indecible sobre todo cuando se acompaña de la silente actuación de las instituciones, es por eso que el llamado debe ser por la actuación en el sentido de esclarecer los hechos y de fincar responsabilidades a quien no actuó con ética en la responsabilidad encomendada.

La muerte es siempre un fenómeno impactante, pero cobra una dimensión poco imaginable cuando quien ha dejado de existir se sabe toda una promesa de futuro. ¡No debió morir! y la sociedad, toda, tenemos responsabilidad por no involucrarnos ante la violencia generada por un tejido social roto o debilitado, pero son las instituciones quienes tienen la responsabilidad inalienable de dar certeza a la convivencia entre todas y todos los que habitamos en Querétaro y en el país

En recuerdo de aquella sonrisa y del sonido irrecuperable de su voz. Exigimos justicia por la muerte innecesaria de Jesús Almaráz Esquivel.

Desarrollo Comunitario para la Transformación Social A.C.

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