Vaya que fue complejo el 2020 para las empresas, y para muestra lo dado a conocer en la Encuesta Sobre el Impacto Económico generado por COVID-19 (segunda edición) que señala que el 86.6% de las compañías en el país indicaron haber tenido alguna afectación a causa de la pandemia.

Pero, sin duda quienes más resintieron el golpe del huracán han sido las Pymes. Tan sólo al cierre del año pasado los ingresos de este sector cayeron 56 por ciento. Además, el Estudio sobre Demografía de los Negocios (EDN) 2020, refleja que mientras en 2019 existían alrededor de 4.9 millones de establecimientos micro, pequeños y medianos, al cuarto trimestre del 2020 sobrevivieron únicamente 3.9 millones.

Ante este escenario es de suma importancia hablar acerca de un instrumento financiero que ha sido poco aprovechado en el país, aun cuando es un gran aliado para ayudar a la estabilidad de las firmas, y me refiero al seguro de crédito, el cual permite manejar el riesgo financiero de vender a crédito y resguardarse del impago.

Y decimos que es poco aprovechado porque, aunque el crecimiento ha sido de dos dígitos al año, las empresas con esta protección son menos de 4 mil, por lo que hay un gran potencial de crecimiento.

Sin duda, hace falta que las empresas tomen mayor conciencia de lo importante de tener un aliado de este tipo.

“Ante una cartera vencida y cuentas con retrasos podríamos creer que no hay mucho qué hacer, pero durante años el sector financiero ha evolucionado para hoy ofrecer lo que conocemos como seguro de crédito, una herramienta financiera que justamente ayuda a las empresas con todas sus cuentas por cobrar, velando sobre todo por la continuidad del negocio”, destaca Felipe Buhigas, CEO de Solunion México.

Y es que si este seguro ya era relevante, en el contexto que vivimos desde el 2020 con la pandemia a cuestas, se pone aún más el valor de este tipo de protección.

Tan es así que el dato de la siniestralidad de todo el mercado mexicano de este ramo, a septiembre, era extremadamente alto y equivalía al 95% de las primas. Y, como era de esperarse, se muestra un crecimiento interesante durante el año pasado para este sector, el cual cerró con un incremento del 15%, mientras el año previo éste había sido de 12 por ciento.

Cabe destacar que las cuentas por cobrar pueden representar hasta 40% de los activos de algunas compañías, por lo que el seguro de crédito llega a ser el complemento perfecto en cuanto a las herramientas de prevención que un empresario puede obtener.

Una gran noticia que nos da Solunion México, es cómo está enfocando esfuerzos para que este tipo pólizas sean accesibles y alcanzables para las pequeñas y medianas empresas (Pymes) también y es que, debido a la complejidad del producto, el seguro de crédito antes se perfilaba sólo a medianas y grandes empresas.

Sin embargo, como Felipe Buhigas lo comenta, la multinacional y la gran empresa tiene un pulmón financiero para aguantar una situación compleja como la que atravesamos, pero no es el caso de las Pymes. Por ello, señala que el objetivo de Solunion México para este año es brindarle protección a este sector que es más vulnerable ante el riesgo de impagados.

“Creemos que es esencial que tengamos un 2021 con las menores Pymes destruidas porque sino eso va a dificultar mucho la recuperación. El mundo Pyme y Mipyme nos necesita hoy más que nunca, por ello hemos adaptado a toda velocidad nuestro producto para hacer una versión para este sector, simplificándolo mucho y haciéndolo accesible a la actividad de estos negocios”.

Al ser las Pymes compañías que están en un constante crecimiento, o que al menos tienen esto como un objetivo inicial, respaldarse con un seguro de crédito les dará un camino mucho más firme, ya que estarán cubiertas de cualquier retraso en sus cuentas por cobrar; además les permitirá atacar otros mercados y aumentar la cartera de clientes con mayor agilidad, lo que posibilita un crecimiento acelerado de su negocio.

Retomo algo que comenta Buhigas y que me parece puede ser una de las lecciones que ha dejado esta pandemia: “Poniendo todo en valor, es probable que esto ayude a mejorar esa cultura de prevención, demostrando que hay riesgos que parecen muy lejanos, pero la realidad muestra que se acaban materializando”. Ojalá que nos demos cuenta que más vale prevenir que lamentar, que hay que pensar en la gestión de riesgo, de cualquier tipo de contingencia, porque como bien dice el directivo: “los riesgos no discriminan”.

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