Estoy seguro que la Cuarta Transformación pronto llegará a Querétaro, porque me encuentro convencido de que la mayoría estamos cansados de que por muchos años para los gobiernos sólo sea su interés el que determine sus decisiones individuales antes que los de la ciudadanía.

Como queretanos debemos estar listos para el reto que viene, pues la imparable pobreza, acompañada de una falta de visión de largo aliento y una insustentable gestión pública del principal municipio del estado, limitan nuestra esperanza de un mejor Querétaro para generaciones venideras.

En la capital ya somos poco más de un millón de habitantes y los problemas no dejan de crecer y de convertirse en infames lugares comunes, pues los gobiernos locales no se encuentran dispuestos a resolverlos si no tienen rentabilidad política sus acciones.

Hoy nos encontramos en un visible punto de inflexión donde pudiéramos dar el salto hacia arriba o hacia abajo en la prospectiva de desarrollo municipal; pero si continuamos abordando la inseguridad, el tráfico, la saturación de servicios, las inundaciones, y un sinfín de retos de manera coyuntural, nunca se resolverán, y estaremos condenados a perder como hasta el momento el futuro de nuestra capital.

Los queretanos no somos botín político de nadie y el incumplimiento de promesas huecas como el doble de seguridad o la mitad de tráfico, serán recordadas como actos irresponsables de la búsqueda del poder por el poder, sin la convicción ni la vocación mínima por el servicio público.

Las causas sociales deben ser el timón que dirija cualquier decisión de un representante popular, Querétaro ha ido creciendo al mismo tiempo que logró su saturación, incrementando la delincuencia, la desigualdad y la falta de oportunidades.

México está en proceso de encontrar un equilibrio, que permitirá tener un país libre en el que todas y todos sus habitantes sean considerados por igual, en el que se fomente la participación de la ciudadanía y sean ellos los que direccionen las decisiones de los cargos políticos y públicos.

Es por ello que debemos ser muy responsables con nosotros mismos y por ende con nuestro entorno, mientras más participemos podremos erradicar la apatía social en temas gubernamentales.

La ciudad de Querétaro merece más atención, más compromiso y más trabajo en conjunto.

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