Está corriendo el periodo de auscultación para designar Rector de la UNAM. Hay cuatro candidatos, entre ellos el actual que busca reelegirse.

Me parece fundamental que quien resulte designado tenga conocimiento de la institución y conciencia del momento político y social en el que estamos viviendo. Si bien la universidad está tranquila, a pesar de que se han hecho varios intentos por desestabilizarla, la actitud del nuevo gobierno y los grupos empoderados, le afecta. Hemos visto descalificación hacia los intelectuales en general y los críticos en particular, desprecio hacia los académicos y expertos en general y hacia los científicos en particular, amenazas por parte de funcionarios y presiones para poner gente afín a la 4T en los puestos de mando. Todo ello exige habilidad para navegar en esas aguas y al mismo tiempo para cuidar a la institución.

Los retos son: conciliar los mandatos de la UNAM como universidad pública y de masas y como universidad de excelencia. La institución tiene que encontrar la forma de hacerlos compatibles; conciliar los planes para el futuro que se quiere para la institución con la realidad del presente; conciliar lo que se hace en el mundo académico con las necesidades de la sociedad, pues todo el conocimiento y la tecnología del mundo de poco valen si no le sirven a la gente; conseguir seguridad dentro de las instalaciones universitarias con lo que sucede fuera de ellas.

Se tiene que corregir la burocratización y normativización en la institución; los sistemas de decisión sobre asignación de recursos, plazas, alumnos y publicaciones; la tendencia a imitar criterios de trabajo y de evaluación de las universidades norteamericanas, que son empiristas, orientadas al beneficio económico y enfocadas más a las ciencias duras que a las sociales; el excesivo crecimiento de la universidad, que la está convirtiendo en un monstruo inmanejable, en el que al mismo tiempo se anulan y se duplican esfuerzos. Se tiene que conservar la amplitud y diversidad de intereses y expresiones que se dan en la universidad y que constituyen su principal riqueza, y su posición ante la sociedad mexicana no solo como el más importante centro de estudio, investigación y difusión de la cultura, sino también como un referente moral.

Parecería lógico suponer que habría que decidirse por el candidato mejor capacitado para cumplir lo anterior. Lo único que se debe considerar es cuidar a la institución. Y nada más.

Escritora e investigadora en la UNAM. sarasef@prodigy.net.mx

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