Van 55 días del nuevo gobierno estatal en Querétaro e igual lapso de tiempo de los gobiernos municipales, con excepción de Huimilpan que se encuentra en medio de un proceso electoral extraordinario que cada día se vuelve más turbio y complicado, y que llegará a su final el próximo 6 de diciembre, con un resultado que a nadie dejará satisfecho, pues los incidentes y accidentes que han sucedido en el territorio huimilpense son la noticia de una elección fracasada por todos manoseada y con alto grado de volverse a nulificar, pues el gobierno estatal, los gobiernos municipales colindantes, los partidos políticos y los actores políticos de otros municipios han opinado, cuestionado e intervenido activamente; y sorpresivamente, los interesados directos del tema, que son los habitantes y ciudadanos de este municipio, han sido omitidos, hechos a un lado y utilizados como carne de cañón, por propios y extraños para librar una batalla que tiene matices de todo menos electorales. En ella, rojos y azules se juegan un supuesto orgullo, cuya victoria para unos u otros es pírrica, será verdad de Perogrullo.

Mientras tanto al PRI y al PAN se les hace bolas el engrudo, a pesar de haber desactivado la candidatura de Juan Guzmán, que hoy a todos tiene en estado de incertidumbre, ni priístas ni panistas tienen la certeza de cuál será el destino de los votos que hicieron ganar al otrora aliancista en junio pasado, cuando sorpresivamente Nueva Alianza y su candidato tan cuestionado, dieron la campanada y lograron el triunfo en Huimilpan. Hay que recordar que en este municipio tanto el PRI como el PAN decidieron sacrificar a sus candidatos originales y decidieron utilizar la plaza para cumplir con la paridad de género, que como política de discriminación positiva ha generado efectos perversos en la mayoría de los municipios donde fue aplicada, pues hoy tenemos esposos de presidentas municipales que gobiernan tras y delante de bambalinas; y a la gran mayoría de las militantes mujeres de los partidos, grave y justificadamente indignadas porque de poco o nada les valió su trayectoria y trabajo político en la oportunidad histórica de junio de 2015 para encabezar las fórmulas de ayuntamientos y diputaciones, que fueron cooptadas por esposas, concubinas, hermanas y amigas de quienes tenían más fuerza para ser candidatos, pero no contaban con que de forma artificial los tribunales electorales les cerrarían el paso a sus aspiraciones.

Hoy los partidos políticos y principalmente el PRI han enfocado sus baterías, muy reducidas por cierto, a pelear hasta con los dientes, como se dice coloquialmente, la elección de Huimilpan. Ha sido un gravísimo error, primero suplicando por una coalición con Juan Guzmán que fue y seguirá siendo una ofensa para la militancia huimilpense, y que hoy acredita que desde su origen estaba muerta políticamente; segundo, interviniendo con actores de otros municipios la elección, lo cual causa confusión y desplazamiento de los actores municipales propios, que lejos de verlo como un apoyo, lo perciben como una intromisión y reducción de su espacio político y un debilitamiento de su capacidad de decisión. Tercero y mucho más grave para el resto del estado, porque hasta hoy no ha habido una voz institucional que fije la postura política del PRI respecto de los asuntos de la agenda pública de Querétaro porque la dirigencia estatal, de tan insignificante que es, está perdida en la elección de los 18 municipios, y ha dejado descubierto el resto del tablero político estatal, cediendo los espacios al PAN que en casi 2 meses ha transitado solo, sin oposición ni cuestionamientos a las acciones, errores y omisiones que han tenido.

Muestra de esta inoperatividad política de la que hablamos es que por incapacidad, berrinche, soberbia e inexperiencia, la dirigencia estatal priísta no ha generado vínculos de comunicación oficial con el nuevo gobierno estatal ni con los gobiernos municipales donde somos oposición, y eso es una grave falla de operación política de cualquier partido político, pues ser oposición no significa ais-larse frente a los gobiernos de otros colores e ideologías, sino por el contrario, significa hacer política de manera inteligente y profesional, generar una agenda pública de temas prioritarios para la entidad y la sociedad, criticar con bases sólidas y con argumentos las acciones del gobierno en turno, señalar los errores y las omisiones, conformar una corriente crítica que tenga la posibilidad de influir en la construcción de las políticas públicas y en la toma de decisiones.

Al día de hoy, ni la dirigencia, ni los sectores, ni organizaciones, ni los diputados federales ni locales, ni los regidores del PRI, se han dado cuenta que en Querétaro somos oposición y que hay un largo trayecto rumbo al 2018, y que solamente llegaremos con trabajo y unidad, si en algún momento los encontramos; para ello primero necesitamos una dirigencia con liderazgo y no una dirigencia de compadrazgos y rabietas.

Google News