El pasado 6 de enero, seguidores radicales de Donald Trump irrumpieron en el Congreso de Estados Unidos en Washington. La línea anterior parece el argumento de una película distópica, pero no lo es. Las consecuencias de elegir a un líder populista se materializaron en el ataque contra la democracia, que en el país vecino presumen con orgullo aún cuando estas elecciones nos dejaron ver el polvo debajo del tapete.

El populismo es un arma poderosa, pero dispara hacia varios lados. El presidente Trump, con alrededor de 70 millones de votantes, incitó a sus seguidores durante estas últimas semanas a creer (aún en contra de la evidencia), que había existido un fraude electoral. El resultado fue claro: un número considerable de supremacistas blancos, los llamados Proud Boys,QAnon, el movimiento MAGA, la alternativa-right y otros más, se personificaron en el capitolio.

Dieron un golpe "glorioso " para sus cortas miras en el que la agresiva policía americana quedó rebasada. No es una masa fácil de manejar, la conforman fanáticos que están legalmente armados. ¿Qué hubiera pasado si los perpetradores fueran afroamericanos o latinos?

El republicano no lo vio venir. El asalto crispó al país entero dejándolo solo y en silencio. Los micrófonos con los que alebrestó por 4 años al gallinero fueron apagados. El mismo día del asalto su cuenta de Twitter fue bloqueada.

Posteriormente se anunció su expulsión definitiva de esa red social. También Mark Zuckerberg tomó medidas y justificó la clausura de las cuentas del presidente en Facebook por dos semanas para evitar que continuara generando confrontaciones y que estas se repitieran en la toma de posesión de Joe Biden. El dueño del monopolio tecnológico en redes, condenó al presidente por alentar y promover la violencia de forma inaudita.

Las imágenes de quienes entraron al despacho de Nancy Pelosi son una provocación: un tipo arrogante sentado en su silla con las piernas abiertas jactándose de haber tomado el poder a la mala. Uno de esos hombres que compran armas en un supermercado y que considera que la presidenta de la Cámara de Representantes es satán (como se leía en algunas pancartas).

Los demócratas amenazaron con activar el impeachment si Trump no se va. Acorralado, no tuvo más remedio que hacer un comunicado reprochando la violencia y aceptando el fin de su administración (sin nombrar jamás a Biden). Poco después anunció que no se presentará a la toma de posesión. Biden se lo agradeció.

La toma del Capitolio será el epitafio de Donald Trump. Los muertos y heridos en el asalto serán recordados como la consecuencia fatal fomentada por la violencia del discurso trumpista. Polarizar y separar nunca acaba bien. La historia nos lo cuenta y este suceso en el Congreso de Washington lo subraya claramente. Abramos los ojos.

HUERFANITO

Tanto el Gobierno de la Ciudad de México como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes lo señalaron, pero Hacienda no lo aprobó. Se requerían 6 mil millones de pesos para la renovación del Metro. Este sábado la falta de presupuesto explotó. El fuego en la subestación eléctrica de Buen Tono dejó como saldo a una joven policía muerta y a varias personas heridas.

Para el metro no hubo dinero, pero para el Tren Maya sí. El gobierno federal propuso que se asignen 36 mil 287 millones de pesos para su construcción. Esto es un incremento de mil 350 por ciento con respecto a lo destinado en 2020. Así las prioridades.

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