Desde las primeras décadas del siglo XX, la mujer ha emprendido y mantenido una lucha por abrirse camino en una sociedad controlada principalmente por el género masculino.

Ya desde el último tercio del siglo XVII, se había puesto de manifiesto la reivindicación de los derechos de las mujeres, a través de estudios elaborados por el racionalista Poullain de la Barre; sin embargo, va a ser hasta 1787, donde se advierten los primeros bosquejos doctrinales y políticos en defensa de la Mujer, como sujeto activo en la vida pública.

Dicha lucha se materializó en la segunda mitad del siglo XX, con los movimientos sufragistas de los 70, en los que se pugnó por lograr el reconocimiento del derecho al voto.

Será en 1974 cuando se introduce en nuestra Carta Magna tal reivindicación, al incluir en su artículo 4º la igualdad ante la ley entre hombre y mujer. A partir de ese momento, la mujer ha ido recuperando espacios y conquistando otros, integrándose más activamente a la sociedad.

No obstante, la legislación y las políticas públicas implementadas han dejado mucho que desear, pues no han reconocido el papel de la mujer, lo que nos ha orillado a tomar medidas. Una de ellas es justamente la adopción de la paridad de género, como acción afirmativa que pretende asegurar un halo de representatividad de las mujeres, en el entorno gubernamental.

En Querétaro estamos haciendo lo propio, mediante la presentación de varias iniciativas con esa misma intención, como la reforma a la constitución local que presenté el 13 de abril para garantizar el acceso de las mujeres a los cargos públicos.

De igual manera, es de aplaudirse la postura adoptada del Congreso de la Unión, a través del Senado, en torno a reconocer tan importante derecho, mediante una reforma constitucional que sería discutida en su pleno.

Sin embargo, el panorama es incierto, pues las turbulencias ocasionadas por otros temas provocaron que el dictamen fuera llevado a un periodo extraordinario que, posiblemente, se desahogue este mes. ¿Cuál será su destino? Es una pregunta que todas nos hacemos.

Ojala y los compañeros legisladores vean que la aprobación de esta reforma va más allá de colores o posturas ideológicas, se trata de un paso más en la consolidación de la lucha emprendida por la mujer hace dos siglos; siendo lamentable que tales iniciativas se queden en la “congeladora” legislativa, con lo cual se perdería una oportunidad histórica que esperamos no suceda.

Diputada local del PRI @AbiArredondo

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