Buen día mis queridos lectores, un placer leernos de nueva cuenta. El día de hoy quiero platicar con ustedes de cómo la música puede cambiar, degenerar, destruir, corromper y miles de adjetivos más, y todo esto a colación porque las leyendas del rock (he tenido la oportunidad de conocer y convivir con algunas de ellas), han estado muriendo, nos estamos quedando sin ellas. No hay otros como ellos, sin duda los incautos de la música actual no les llegan a los talones a personalidades como Bowie, Lemmy, Glenn Frey,  entre otros que se adelantaron en estos últimos meses.

El tiempo pasa factura y muchos grandes con trayectoria de años sesenteros hasta la fecha siguen, pero ya dando las últimas.  Me tocó estar en el pasado Domination y ver cómo Paul Stanley, de Kiss, no pudo subir a un aro para pasearse encima del público y dar un show como tiene acostumbrados a los respetables; y cómo un

Ozzy no se movía para no caerse del escenario.

Y aunque, claro,  hay bandas muy buenas con todo el power,   pero no llenan o no traen las legiones de fanáticos tras de ellos como lo hacen veteranos, como ACDC, Metallica o Iron Maiden. Al grano, no  hay alguna banda que dé el relevo para poder decir esta nueva generación está identificada con tal ícono y obvio muchos dirán sí hay U2, Coldplay y algunas otras más, pero esas también son agrupaciones  ya hechas.  Quisiera poder escuchar alguien decir: “esta banda de reggaetón mete 100 mil personas, influye en las personas, crea un género y se presenta en todo el mundo”,  pero no, no es así.

Simmons dijo que la era tecnológica asesinó al rock, ya que la piratería no le permitió seguir al género digital crecer como debía. Estoy de acuerdo en alguna parte,  pues sí,  definitivo, la piratería mata la industria y la venta masiva muere y el que vende 100 mil copias es de verdad un héroe en el género musical; también difiero pues la música no está muerta, los intérpretes son —a mi parecer— los que se cansan, se aburren o simplemente se pierde la esencia de crear más música, más legados que se conviertan en himnos.

Si a nuestros hijos les mostramos la historia del rock y la historia de las grandes leyendas, sin duda es un legado y una cultura de agradecimiento que llevarán no solo en sus vidas por conocer, sino en su corazón por tener ideales que harán de ellos unos conocedores musicales, todos los géneros tienen lo suyo y cada quien decide qué escuchar para vivir, pero cada vez nos estamos quedando sin estrellas. Soy el Pollo Rock y sin más tinta, nos leemos la próxima semana.

@pollorockmusica

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