En este diciembre los árboles de la época ubicados en los principales jardines de nuestra ciudad, lucían muñequitas artesanales de la zona de Amealco, los vivos colores de sus vestimentas y la expresión alegre de su rostro embellecían el lugar.

El 15 de agosto del año pasado la muñeca de Amealco fue declarada patrimonio cultural intangible de Querétaro; “Honramos, muy en especial a todas las artesanas y artesanos encargados de darles vida”, dijo ese día el gobernador del estado.
Después de un acto así, reconocer los derechos humanos de quienes elaboran la artesanía tendría que ser la prioridad pero esto no ocurre en Querétaro, la utilización del tema para beneficio de la imagen gubernamental es la prioridad.

En la emblemática fecha del 24 de diciembre, la insensible autoridad municipal mandó desalojar a las indígenas que se encontraban ubicadas en la Plaza de Armas de Querétaro quienes sentadas ejercían su derecho constitucional a la protesta.

Diez días antes, habían sido molestadas por inspectores municipales por vender su producto artesanal en el centro histórico de esta ciudad, ellas denunciaron estos hechos ante la Defensoría de los Derechos Humanos en donde se abrió el expediente DDH/634/2018. Los procesos legales fueron acompañados de manera solidaria por el Lic. Benjamín Castro y el Maestro Sergio Jerónimo Sánchez así como por el compañero Rogelio Orozco.

Desde ese momento, el grupo indígena decidió acudir a su derecho a la libre manifestación y de libre reunión, por lo que se sentaron en la plancha de Plaza de Armas. Portaban pancartas demandando ser escuchadas y al mismo tiempo realizaban ahí el producto de sus artesanías.

A raíz de esto, el municipio instaló mesas de negociación mismas que se efectuaron en la Galería Libertad y en el salón “Las Banderas” de la Delegación del Centro Histórico.  La asamblea nombró una comisión para asistir a dichas mesas y aprobó el acompañamiento de Benjamín, Sergio y Rogelio en este quehacer.

Al parecer, esas mesas de negociación solo fueron una práctica dilatoria sin el genuino interés de solucionar, puesto que el municipio envió concertadores sin poder de decisión y además se los cambió constantemente.

Sin importar que además del peso de su canasta con productos tengan que cargar un bebé en su rebozo, en Querétaro las indígenas pueden vender siempre y cuando lo hagan caminando, tienen prohibido sentarse a riesgo de que se les retire su mercancía.

Cuando ellas solicitaron vender 5 días sentadas, cada día en una plaza diferente y 2 días hacerlo caminando, los representantes del gobierno les dijeron que “eso era mucho” por lo que después, ellas plantearon sentarse 3 días y andar 4.

Esta última propuesta fue aceptada el 23 de diciembre y se logró acuerdo, mismo que se firmaría al día siguiente no en el Centro Histórico sino hasta el lejano Centro Cívico; la comisión asistió puntualmente a la firma sólo para enterarse que la autoridad municipal desconocía el acuerdo horas antes aceptado, ante ello, se retiraron a informar a la asamblea.

La asamblea decidió quedarse en Plaza de Armas.  Más tarde, ese mismo día, los inspectores se presentaron para retirarles sus artesanías puesto que carecían del permiso para vender sentadas. No importó que estuvieran cargando a sus bebés o que estuvieran embarazadas o que fueran abuelitas, todas fueron violentadas.  Algunos hombres reaccionaron ante la ignominia. La protesta pacífica se desbordó en respuesta a la violencia institucional.

Contrario a reconocer que fue la autoridad municipal quien ignoró los acuerdos logrados y que violó con ello los Derechos Humanos de los comerciantes, en un claro mensaje de represión, inició demandas en contra de quienes les acompañaron en su justa demanda.

Si el objetivo había sido criminalizar a los luchadores sociales y a quienes defienden su derecho a la sobrevivencia, la autoridad municipal lo logró.

¡Exigimos el alto a la persecución de líderes sociales!

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