La estrategia viene. Ya no tarda. Está en proceso. Se están ordenando los materiales de los foros. Se están recogiendo las opiniones de las organizaciones. Se está consultando a los especialistas. Y es que no es tan fácil. Y es que toma tiempo. Pero no se agobien: ya viene.

Desde hace dos meses, el presidente electo y su equipo han venido generando expectativas sobre el inminente anuncio de la estrategia de seguridad del nuevo gobierno.

El 4 de septiembre, Andrés Manuel López Obrador afirmó lo siguiente: “Estamos trabajando para eso, yo he hecho el compromiso de que antes de tomar posesión voy a presentar la estrategia para enfrentar la violencia e inseguridad. Para mediados de octubre tendré el plan”. Tres semanas después, en un acto celebrado en Tlaxcala, reiteró el compromiso, pero ya dándose algo de margen en los tiempos: “Para finales de octubre voy a presentar el plan de paz y de tranquilidad para México, este plan contempla todo”.

El 2 de octubre, en las conmemoraciones por los 50 años de la masacre de Tlatelolco, repitió el calendario: “Quise que pasara este día, no quiero tomar una decisión en estos días, cercanos al 2 de octubre, quiero que pase el tiempo y luego por eso hablé de que para finales de octubre voy a dar a conocer la estrategia de seguridad”.

El 17 de octubre, el presidente electo dio un anticipo de la estrategia: “Estamos trabajando en la elaboración del plan para garantizar la paz y la tranquilidad en el país; ya llevamos un tiempo en esto. (…) Vamos a regionalizar todo el país; 265 regiones hasta ahora”. Cinco días después, dio a conocer por la vía de redes sociales el nombre de los próximos titulares de Sedena y Semar, un anuncio que fue interpretado (por sugerencia del propio López Obrador en discursos previos) como prólogo de la presentación de la estrategia de seguridad.

El 24 de octubre, se celebró un evento en Lecumberri para presentar las conclusiones de los foros de pacificación (comentadas en mis dos últimas columnas). Se anticipaba allí el lanzamiento de la mentada estrategia, pero nada: López Obrador asumió ocho compromisos, algunos específicos, algunos genéricos, y nada más.

El 30 de octubre, en una entrevista de banqueta al salir de la casa de transición, reconoció que no presentaría en octubre la estrategia, pero se comprometió a que el anuncio no tardaría: “Mañana sí les puedo decir qué día, sin falta. Es que estamos afinando la propuesta pero ahí vamos ya, despacito, poco a poquito”. Llego ese mañana que fue el miércoles y no hubo ninguna información sobre futuras fechas.

¿Qué pasa? ¿Qué explica la posposición? Se me ocurren algunas posibilidades:

1. Alfonso Durazo y su equipo no acabaron la tarea a tiempo. Concentraron sus esfuerzos en las consultas y los foros, y no en empujar el lápiz. Esta explicación sería consistente con el descuido del documento de conclusiones de los foros de pacificación.

2. El equipo de transición preparó un programa que no le gustó al presidente electo. Eso obligó a rehacer todo el esfuerzo.

3. Hay divergencias dentro del equipo. En particular, los futuros titulares de Defensa y Marina, integrados al equipo hace apenas diez días, pueden haber manifestado sus reservas a lo trabajado por Durazo. En consecuencia, se puede haber decidido posponer la presentación.

Cualquiera que sea la explicación de la demora, el Presidente electo queda mal parado al incumplir los plazos. Mi humilde sugerencia es que ya no anuncien la inminente presentación de algo que está inacabado o les genera conflicto interno. Mejor esperen a la toma de posesión y hagan las cosas bien y en forma.

Como decía el miércoles pasado, el país no está para la chunga.

alejandrohope@outlook.com
@ahope71

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