El 31 de mayo de 2014, cuando Luis Montes pasaba por su mejor momento como futbolista profesional llegó a Dallas, participó en el partido México vs. Ecuador y terminó en el hospital, fracturado de tibia y peroné por un choque con Segundo Castillo.

Se esfumó el Mundial de Brasil. En ese momento se juzgó como una muy fuerte entrada innecesaria en un partido amistoso, nada que ver con el estado del campo de juego. Pero lo de ayer de Néstor Araujo sí es producto del pésimo campo que le ponen a los partidos de futbol.

El estadio de los Cowboys de Dallas tiene regularmente césped artificial, así se juega la NFL y el futbol americano colegial. Pero cuando se empeñan en poner pasto natural con tan pocos días de anticipación, lo irregular, flojo y los hoyos, se evidencian y ayer cobró una factura muy cara.

Juan Carlos Osorio se enfadó porque Croacia no encaró el partido con titulares, pero nunca reparó en exigir un campo digno para jugar al futbol, como lo hizo Lionel Messi hace un par de años cuando llegó a este estadio y enfáticamente dijo: “Lo mejoran, o no juego”. Porque las malas condiciones en el campo del estadio AT&T son una constante, aunque nadie repara en eso.

Lo único que importa a la FMF y a SUM es la cascada de dólares que dejan estos partidos, celebrados siempre ante aproximadamente 90 mil espectadores, por lo que la ganancia es millonaria. 
Néstor Araujo parecía tener un lugar seguro en Rusia 2018. Es uno de los futbolistas preferidos de  Osorio, quizá el que más creció con él. Pese a que el colombiano siempre prioriza a quienes pertenecen a clubes europeos, el futbolista del Santos se ganó su lugar. Sus expectativas  eran altas. Aunque tiene 26 años de edad, su esperanza era tener un buen Mundial y fichar con algún club europeo.

Si no lo conseguía, el Guadalajara ya alistaba un cañonazo de dólares para llevárselo en el  Draft.

Era un hecho que su vida iba a cambiar después de la Copa del Mundo. Todo eso podría modificarse por esa jugada en la que intentó tapar el disparo de Rebic. Lo logró, pero el precio fue muy alto. Su pierna izquierda se quedó trabada en el espantoso campo del maravilloso estadio de los Cowboys. De inmediato supo que se trataba de algo muy grave. Lloró de rabia. Se fue al hospital  desesperado.

Entró Diego Reyes y poco tiempo después, para afuera por lesión. En el segundo tiempo el turno fue para Carlos Salcedo, una caída fuerte... se lesionó la clavícula.

En fin, la maldita noche en Dallas. Los partidos de la Selección Mexicana en Estados Unidos siempre dejan millones de dólares en ganancia, pero ese dinero no es invertido como se debe.

Nadie hace maldita la cosa para que los campos estén en condiciones decentes. Eso es lo que debería protestar Osorio, no por la baja de seis rivales antes del partido. Eso no le afecta como la pérdida de un hombre de su entera confianza que pocas veces sale de la alineación, lo cual es de destacar con un técnico adicto a los cambios.

Acaba la Fecha FIFA, la de los caprichos y la que genera muchas más dudas que confianza para el Mundial 2018.

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