Amables lectores, esta vez me toca y nos toca creo que rendirle un homenaje a una figura viva del toreo mundial; un hombre que ha estado en varias plazas con un común denominador que es el triunfo y las salidas a hombros, y es que mezcla sabor taurino, técnica y sobre todo mucho sentimiento a cada pase de trasteo que ejecuta frente a un toro bueno y uno malo. Esta vez vamos a hablar del maestro Enrique Ponce quién el día de mañana nos va a deleitar con su arte en la Plaza de toros Santa María de Querétaro.

SUS INICIOS

Enrique Ponce es un ejemplo de precocidad en el toreo. Siendo un niño de ocho años su abuelo Leandro Martínez, que también quiso ser torero e inculcó a su nieto la afición por el toreo, le lleva a torear su primera becerra. Un año después, con sólo nueve, mata su primer becerro.

Su primera actuación en público se produce en Chiva en un festival benéfico cuando tan sólo tiene 10 años. Posteriormente participa en el concurso ‘Monte Picayo busca un torero’, donde todos los presentes quedan impresionados por la inteligencia, el desparpajo y el arte de un niño que a tan temprana edad ya se perfila como un superdotado de la tauromaquia. Como triunfador de Monte Picayo, torea una becerrada en Valencia y sale a hombros por la puerta grande.

Además del abuelo Leandro, Enrique Ponce, nacido en Chiva (Valencia) el 8 de diciembre de 1971, tiene antecedentes taurinos en la figura de su tío- abuelo, el matador de toros valenciano Rafael Ponce ‘Rafaelillo’.

Son sólo dos años los que separan la primera vez que torea de luces del debut con picadores, que tiene lugar en la plaza de Castellón el 9 de marzo de 1988 con novillos de Bernardino Píriz y Curro Trillo y José Luis Torres en el cartel. Esa tarde se muestra como un novillero con futuro y esa misma temporada se presenta en plazas de gran responsabilidad como Sevilla y Madrid, donde torea por primera vez el 1 de octubre de 1988. Esa temporada gana el Zapato de Oro de Arnedo, premio de gran prestigio entre los novilleros.

El nombre de Enrique Ponce suena con tanta fuerza en su primera temporada como novillero que en la siguiente de 1989 ya lidera el escalafón menor con 59 novilladas. Enrique Ponce prueba la sensación de ser el primero, lugar del podio del que no ya no querrá bajar a lo largo de su dilatada carrera taurina.

EL PASO DE NOVILLERO A TORERO

Su despedida de novillero se produce el 28 de febrero de 1990 en Las Navas de San Juan, pueblo jiennense donde más tarde adquiere su finca ‘Cetrina’ y unas semanas después, el 16 de marzo, toma la alternativa en Valencia de manos de José Miguel Arroyo ‘Joselito’ y con Miguel Báez ‘Litri’como testigo. Los toros esa tarde son de Moura y el de la alternativa fue un sobrero de Puerta Hermanos de nombre ‘Talentoso’, número 21 de 505 kilos.

Se acerca uno de los momentos claves en su vida taurina. Después de torear su segunda tarde en Valencia, Ponce sufre un parón en su carrera. No torea hasta mayo, de nuevo en Valencia, y luego tiene que esperar hasta julio para verse de nuevo en los carteles de su tierra. Esa tarde del 28 de julio de 1990 en Valencia le coloca en el camino. El Soro y Roberto Domínguez se caen del cartel y Ponce, pese a su corto bagaje, decide matar la corrida en solitario.

La lluvia se empeña esa tarde en poner las cosas más difíciles al joven torero, pero Ponce demuestra una solvencia propia de un matador experimentado y corta tres orejas. Los buenos resultados obtenidos en esta gesta le colocan en el punto de mira de todo el toreo. Esa tarde le vale además 20 contratos, entre ellos el de su confirmación en Madrid.

‘Farruco’ se llama el toro de la confirmación de alternativa y es del hierro de Diego Garrido. El 30 de septiembre de 1990 Rafael de Paula le cede los trastos en presencia de Luis Francisco Esplá.

Antes de que este año fundamental en su carrera concluya, Ponce viaja a México, plaza con la que el 13 de diciembre de 1992 inicia una verdadera relación de amor. Ese día confirma la alternativa en la Monumental México con Guillermo Capetillo y David Silveti y toros de La Venta del Refugio. Aquí se produce su bautismo de sangre al resultar herido por el toro de la confirmación.

TORERO CARO PERO FINO.

Si hay una tarde que hable muy a las claras de la plenitud de Enrique Ponce es la del 21 de abril de 2006. Ese día la Maestranza se estremeció ante el paso arrollador de una de las más grandes figuras de todos los tiempos. Nadie sabe qué hubiera pasado si Ponce mata a aquellos toros de Zalduendo. Lo claro es que la Maestranza se rindió a su magisterio y su arte. Ponce, por fin, entró en la afición sevillana para quedarse en su corazón.

Esa tarde le dio alas para afrontar una nueva temporada plagada de faenas cumbres y, de nuevo, dos indultos, en Murcia y Espartinas.

Situado en el olimpo de la Tauromaquia, Ponce sigue su camino. Mira hacia el futuro de una Fiesta a la que todavía le queda mucho que aportar.

Tiempo después Enrique Ponce sufre una caída en su carrera pues recuerdo una tarde en la México para el 2012 donde las flores se convirtieron en petardos pues la paso mal con su lote una tarde que sin duda marco su carrera para mal y es que con ellos y su edad que ya no es un chaval tuvo que replantearse sus objetivos antes de volver a tomar la muleta y el capote.

El pasado domingo 18 de enero se vino la reaparición en la Plaza México del maestro valenciano y su arte volvió a seducir a los espectadores en los tendidos y a través de la televisión, no saben cómo disfruté su primer toro con una técnica y experiencia a pesar de que el burel no daba buen indicio le termino por cortar las dos orejas mismo que le valió para salir en hombros como en las mejores épocas. Y es que su regreso triunfal a México ha dado buenos dividendo ya que en Moroleón corto igual dos orejas y ahora tiene su gran oportunidad en una plaza que le va a exigir igual o más que la misma laza México y estoy hablando de la Plaza Santa María aquí en Querétaro sin duda será una velada taurina de viernes que pocos se quieren perder…  Allá nos vemos. Espero sus comentarios enolmo_16a@hotmail.com y @olmochato

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