Amigas y amigos, una vez más tengo el gusto de poder seguir escribiendo para ustedes sobre esta maravillosa doctrina que continúa desde sus orígenes igual de impertinente, el feminismo, bien en la columna pasada les hablaba un poco de su origen, dijimos es un hijo no querido de la Revolución Francesa y un término en muchas ocasiones molesto. ¡Bien! El problema con el feminismo comienza desde su definición por un lado, como dice Victoria Sau: “atareadas en hacer feminismo, las mujeres feministas no se han preocupado demasiado en definirlo”. Por otro lado la Real Academia Española lo define como: "Doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres. Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos para las mujeres, iguales derechos para los hombres"... ¡Mal, mal, tremendamente mal!, tres siglos y los académicos no se han enterado de que exactamente eso es lo que no es el feminismo. La mujer es dueña y actora de su propia vida y el hombre no es el modelo al cual equipararse, ¿pensará la Academia que las mujeres no tienen derecho al aborto, por ejemplo, puesto que los hombres no pueden abortar? En fin, de manera particular considero la definición de la maestra Victoria Sau como la más completa, la cual dice textualmente: “El feminismo es un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII y que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo de varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su seno con todas las transformaciones de la sociedad que aquella requiera”. Amén.

Esta definición hace hincapié en el primer paso para considerarse entrar al feminismo: la toma de conciencia, implica darse cuenta de las pequeñas y grandes mentiras en las que está cimentada nuestra historia, nuestra cultura, nuestra economía, los grandes proyectos y los detalles cotidianos. Esta toma de conciencia feminista permite ver los micromachismos, ser conscientes de que estamos, aún, infrarrepresentadas en la política, que no tenemos poder real, ver cómo la mujer es cosificada día a día en la publicidad. Supone saber que en México siete mujeres mueren diariamente, que en Querétaro a pesar de las denuncias realizadas por organizaciones feministas en busca de justicia para las desaparecidas y las muertas, sigue sin activarse la alerta de género.

Tomar conciencia feminista, definitivamente, implica ser conscientes de que nos han robado nuestros derechos y debemos aferrarnos a recuperarlos si queremos vivir con libertad y dignidad, para al mismo tiempo construir una sociedad justa. Es cierto que ser feminista te obliga a estar en una batalla constante, pero al final de cuentas te ayuda para entender por qué ocurren las cosas y te da fuerza para vivir cada día. El feminismo sana y cura las heridas, porque a través de él sentimos el aliento de nuestras abuelas, aquellas mujeres que desde el inicio de los tiempo han luchado en contra del yugo patriarcal a costa de jugarse la vida y de casi siempre perder "la reputación". Gracias a todas aquellas mujeres hoy transitamos por los caminos que ellas abrieron con su quehacer y por lo cual debemos estar agradecidas. Por esto y mucho más, ¿cómo no iba a ser impertinente el feminismo, si cuestiona el orden establecido?, y más aún, ¿cómo no ser feminista?...

Ojalá que quienes me leen se contagien de feminismo...

Oradora Nacional. Premio Estatal de la Juventud Querétaro 2013. @MadalyrmDavila

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