Recientemente entró en vigencia una disposición gubernamental de gran impacto en nuestras vidas y la ecología: la eliminación de la entrega y distribución de bolsas de plástico en asentamientos comerciales para el arrastre de mercancías. La medida ha sido aplaudida por la gran mayoría de la población; sin embargo, ya empezaron algunas críticas que afirman que hay distintos productos plásticos que hacen mucho más daño al planeta. Si bien esto es cierto, la medida implementada significa que en Querétaro ya estamos haciendo algo por nuestro planeta y, seguramente, la legislación tomará gradualmente pasos subsecuentes en pro de una cultura más responsable con el medio ambiente.

La medida contempla sanciones económicas para los establecimientos que incumplan con lo establecido por hasta 300 mil pesos. A pesar de esto, considero que el trabajo más importante será que tomemos conciencia como sociedad y empecemos a actuar de manera más congruente en distintos ámbitos de nuestro día a día. No basta con aplaudir esta iniciativa, apuntalemos desde ahí el resto de interacciones que tenemos con distintos productos, servicios y el medio ambiente en general.

A continuación comparto algunas medidas que todo lo que requieren es voluntad de nuestra parte: hagamos posible que todos los que tienen mascotas recojan las heces de las mismas en los parques y espacios públicos donde las sacan a pasear, que todos los fumadores respeten los espacios libres de humo y depositen sus colillas en los espacios pertinentes para ello, que todos dejemos de tirar basura en las calles, que todos reduzcamos y optimicemos nuestro tiempo en la regadera, que separemos los residuos sólidos en nuestras casas, entre muchas otras. El gobierno ya está haciendo su parte, pero, así como le reclamamos muchas cosas, exhorto a los lectores a que hagamos lo que nos corresponde y difundamos el mensaje ecológico a través de nuestras acciones. El buen juez por su casa empieza y solo en la medida que tengamos la experiencia de hacer las cosas correctas es que podremos exigir lo mismo de las empresas y de la administración pública.

Hagamos nuestra parte también participando y proponiendo nuevas medidas y proyectos, tales como sanciones más severas para quienes se estacionan en lugares para personas con capacidades diferentes, para quienes tiran basura en la calle y para quienes lucran con especies en peligro de extinción; estímulos e incentivos para quienes adopten medidas ecológicas en sus casas y oficinas, para quienes comparten el automóvil con más de tres personas, para investigadores y emprendedores en la materia; programas escolares que prioricen el tema, entre muchas otras. Las posibilidades y repercusiones son infinitas. Con la madurez, voluntad y participación de todos los sectores podremos cambiarle la cara a nuestra ciudad y nuestro estado para generar casos de éxito que ilusionen a todo el país.

Ojalá que podamos desarrollar esquemas de participación y retroalimentación en torno a este tipo de iniciativas y repliquemos el modelo para muchas otras áreas de interés general. Así, en poco tiempo podríamos vivir un lugar que no se inunde cuando llueve, calles sin baches, aire más limpio, más áreas verdes, procedimientos más eficientes y gobiernos, empresas y ciudadanos de calidad mundial.

Rector de la Universidad Anáhuac de Querétaro

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