Si la absurda decisión de cancelar el proyecto del aeropuerto de Texcoco se considera “el error de octubre”, lo vivido en las últimas semanas en nuestro país habrá de recordarse como “el horror de octubre”.

Las malas noticias se amontonan mientras AMLO le da la espalda a la realidad. Y es que en los rubros que más le importan a la ciudadanía, los resultados están para llorar. Así, en economía, combate a la corrupción y en materia de seguridad pública, este gobierno está reprobado.

Veamos algunos ejemplos, todos ellos con cifras oficiales: la industria de la construcción cayó a su peor nivel en 12 años al reportar una baja del 10.2 por ciento en agosto; la generación de empleo formal experimenta una desaceleración debido a la pobre dinámica económica, propiciada por la “austeridad republicana”, el subejercicio en el gasto público y la citada caída en la inversión fija bruta.

Más aún: mientras las importaciones totales cayeron 1.8 por ciento en septiembre las de bienes de capital lo hicieron en 13.5 por ciento, lo cual es reflejo del desplome en la inversión productiva. Para Jonathan Heath, subgobernador del BM, “las cifras de comercio exterior adelantan la posibilidad de que la actividad económica de septiembre tenga una tasa negativa respecto al mes anterior, por lo que existe una elevada probabilidad de que el PIB del tercer trimestre termine en terreno negativo”.

En cuanto al combate a la corrupción se refiere, es de escándalo la revelación de Areli Quintero y Carlos Loret sobre las propiedades y negocios del director general de la CFE (cuyas utilidades netas cayeron 73 por ciento durante el tercer trimestre del año), Manuel Bartlett.

Y justo en la semana en que el secretario, Alfonso Durazo, festinaba un punto de inflexión en cuanto a criminalidad se refiere, se dieron tres espantosos sucesos: la emboscada en que murieron 13 policías estatales en Aguililla, Michoacán; la ejecución de 14 civiles pertenecientes a Guerreros Unidos y un militar, en Tepochica, Iguala; y, desde luego, el fracaso del operativo en Culiacán, Sinaloa, en el que el Estado Mexicano fue humillado por el Cártel de Sinaloa, en el fallido intento de aprehender a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Para López Obrador, con la capitulación de su gobierno se evitó una masacre y fue, entonces, una acción humanitaria. El colmo de la incompetencia y la desvergüenza. Y, por si algo faltara, en su visita al municipio de Etchojoa, Sonora, el mismo presidente comparó los programas sociales de su gobierno con Jesucristo y el cristianismo. Hizo pedazos el artículo 40 constitucional y el legado de su admirado Benito Juárez. En suma: urge que termine el mes de octubre. Y el sexenio, también.

Abogado

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