No es tan humillante ser eliminado por un equipo que te dio una cátedra en dos partidos y que proviene de una liga de menor categoría que la tuya, sino que tu rival más odiado siga participando en la búsqueda del Mundial de Clubes, después de la gris y mediocre temporada que tuvo.

El América fue justamente eliminado, nunca hubo superioridad en los 180 minutos sobre el Toronto. De hecho, Greg Vanney le dio una clase a Miguel Herrera desde el banquillo, porque —si bien— en el Azteca tuvo demasiadas precauciones, no se le puede achacar absolutamente nada a este competitivo equipo canadiense, que pone muy en alto a la MLS.

Es la súper final maldita, que no se da nunca, entre América y Guadalajara, como parece que tampoco se dará nunca la de Real Madrid-Barcelona en la Champions League, porque ayer el América demostró que viene a la baja en la peor parte del campeonato y que este rotundo fracaso debe poner en entredicho hasta la continuidad de Herrera como entrenador de este equipo. Le queda obligatoriamente ganar la Liga o sumar otro descalabro imperdonable en su segunda etapa como estratega del club.

Era una noche redonda para un equipo de futbol, con una magnífica entrada, pese a la lluvia, y apoyo incondicional de los aficionados ilusionados en la remontada; es decir, todo fue muy americanista, menos lo que pasó en el terreno de juego. Qué lástima. Desaprovecharon esa gran comunión entre el público y el equipo, porque será difícil asimilar este rotundo fracaso.

El Guadalajara, pese a los problemas de falta de pago de premios que ayer se descubrieron, a que no tiene un gran nivel competitivo y a que saldrá en la final de la Concacaf como no favorito contra Toronto, ha cumplido, pero a secas, porque el objetivo de una institución de esta categoría es el campeonato o nada, ir al Mundial de Clubes o vivir uno de sus peores años futbolísticos en la historia reciente; incluso, sería más doloroso perder contra los canadienses que cuando estaba en la parte baja de la tabla de cocientes.

Doce años seguidos en los que el futbol mexicano ha tenido representación en el Mundial de Clubes; es decir, un dominio absoluto en la Concacaf, que ha perdido en este 2018, porque hoy más que nunca el riesgo de no ir a Emiratos Árabes Unidos es real. Toronto es el gran favorito para ganar la final, porque es un equipo mejor dirigido, con más humildad y con mucha más cultura deportiva que Chivas. Cerrará de visitante, pero nadie puede quitar que le ha ganado a los dos equipos más poderosos de la Liga MX, actualmente.

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