En Querétaro, de una u otra manera, las familias: Palacios, Loyola, Castro, Kuri, Calzada, Nava, Botello, Urbiola, Septién (con sus respectivas combinaciones) y otras, se las han ingeniado para ocupar cargos en municipalidades y en estado. No necesariamente aparecen estos apellidos en las alturas del poder, sino también sus parientes políticos, esposas, ascendiente o descendientes; sin embargo, existe un común denominador en ellos: la Iglesia Católica; es decir, para ocupar una candidatura política, es menester el visto bueno del Príncipe de la Iglesia en el Estado. Todos ellos (as), son ampliamente conocidos por los queretanos. Conocen sus filias y fobias; sus fortalezas y debilidades; mitos y realidades, usos y costumbres; aciertos y errores. Nada fuera de lo común, pues se trata de seres humanos. La hipocresía consiste en la prédica de creencias religiosas que dicen seguir, empero en la vida cotidiana actúan en contra de “su fe” y, ejemplo, basta con cuestionarlos cuál de sus “Ten Commandments”, nunca han observado, empero, cada domingo acuden muy acicalados a misa, más bien para ver y ser vistos por sus congéneres. Compran algunos (as) con dinero que no tienen, lo que no necesitan, para presumir ante quienes ni siquiera conocen, pero les fascina y llegan al éxtasis, cuando ven sus fotos en los medios.

Hoy en día pretenden de nuevo una cópula en la cúpula; aliarse en sus miedos, carencias e historias familiares que, para algunas de ellas, fueron sus sueños, se están convirtiendo en pesadillas. Hoy se inquietan cada 24 horas por lo que va suceder y aterrados por quiénes los pueden desplazar, pues conocen de sobra, que sus riquezas no sólo son mal habidas, sino quizás, producto de pactos delincuenciales. Tanto el PRI como el PAN se unen en lo que antaño era un pacto familiar y turnarse a su antojo el poder, para disfrutar las peligrosas mieles del mismo, pues como reza en antiguo refrán: “No subas un tonto a un ladrillo, porque se marea” o, lee la misma frase, en… mexicano. En Querétaro, el gobierno, nunca ha sido del partido, pues no existe hasta ahora una clara frontera entre cada instituto político citado, pues la situación está por cambiar; es decir, la política estatal dará por mandato popular o por “concertaseción”, un giro de 180° y como canta Joan Manuel Serrat: “Mai és trista la veritat, el que no té és remei”. (Fin).

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