Primero debo dejar claro que estoy a favor de que se cobren altos impuestos a las gasolinas. La teoría es bastante sencilla: consume gasolina quien tiene dinero para comprar un coche, consume más gasolina el que es más rico (una camioneta blindada de ocho cilindros de un acaudalado empresario, por ejemplo). Así que es un impuesto que pega a quien más tiene, y proporcionalmente. Para evitar que impacte en mayores precios del pasaje en el transporte público, pueden establecerse subsidios focalizados. Idealmente se puede usar el dinero que se recaude a través del consumo de gasolina para mejorar metro, camiones y demás.

Me parece pues muy buena idea cobrar más impuestos a la gasolina.

Pero el presidente López Obrador lanza el gasolinazo y esconde la mano.

Si su idea es cobrar más impuestos a la gasolina, que lo diga. Habrá polémica, debate, estará contradiciendo sus promesas de campaña y sus posturas como dirigente opositor, pero estará diciendo la verdad.

Pero no ha ido por esa ruta. El periódico EL UNIVERSAL ha documentado que en las últimas dos-tres semanas se ha disparado el precio de la gasolina, sobre todo la Magna. Súmele que durante los dos meses que lleva el sexenio, a fuerza de dejar de subsidiar el precio de la gasolina como lo venía haciendo Peña Nieto tras su propio gasolinazo, la Magna está costando 4 pesos más por litro (lo expusimos en estas Historias de Reportero el 6 de febrero en la entrega “El guardadito de AMLO: la gasolina debería costar 4 pesos menos”).

López Obrador lleva un gasolinazo más duro que el de Peña Nieto. Y eso ya es mucho decir.

Ayer le preguntaron al presidente López Obrador sobre el asunto. Tuvo que hacer malabares. Dijo: “en el tiempo que llevamos ha aumentado en la gasolina Magna y ha disminuido en la Premium. De todas maneras, yo tengo un compromiso que voy a cumplir para que se sepa: No va a aumentar la gasolina ni el diésel, ni el gas ni la luz en términos reales. Si se está dando este aumento, estamos esperando el momento para hacer un ajuste”.

También tuvo que hacer malabares para no condenar a Maduro pero solidarizarse con Jorge Ramos. Pero eso es otro tema.

SACIAMORBOS

Sería una pésima señal. Sería una muestra más de cómo, pasito a pasito, asiento por asiento, resolución por resolución, el poderosísimo Poder Ejecutivo va capturando al Poder Judicial, diseñado constitucionalmente como su contrapeso. La “nueva administración” del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación confirma que va a hacer magia para regresarle el registro al Partido Encuentro Social (PES), aliado de Morena en la elección presidencial. La manera en como están diseñando el truco implicaría que prácticamente ningún partido chico vuelva a perder el registro, aunque no consiga el mínimo porcentual de votos que marca la ley: basta con que tenga ese porcentaje en su bancada de legisladores; así, el partido grande le puede donar diputados al chiquito, y aunque nadie haya votado por éste, ¡tiene registro!

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