No habían pasado dos horas de la apertura de las mesas de votación cuando ya aparecían los testimonios de quienes habían votado tres y hasta cuatro veces.

Boletas sin folio, un listado de mesas en la página de los organizadores que no coincidía con las realmente instaladas, ningún candado de seguridad, la app caída. Podría dedicarse todo este espacio a enumerar los datos que, bajo cualquier criterio de observación electoral, hasta el más laxo, obligan a concluir que el ejercicio es sencillamente un desastre. Una penosa chunga.

Por más que se le busque, simplemente no hay modo de encontrar algún soporte para otorgarle validez a la consulta sobre el aeropuerto convocada por el presidente electo López Obrador, y mucho menos descansar sobre sus hombros la decisión de infraestructura que marcará el sexenio.

Para la hora de cierre de las mesas de votación, los responsables confesaban que las urnas con votos ya emitidos se las llevaban a sus casas para contarlos.

No existen las mínimas garantías de certeza sobre la limpieza del ejercicio y la confiabilidad de sus resultados.

Ya sin contar todas las inconsistencias e iniquidades registradas en las últimas semanas.

La historia de Andrés Manuel López Obrador quien se ha posicionado como un férreo defensor del voto libre y las elecciones confiables, y como denunciante incansable del fraude, tendría que llevarlo a tomar la decisión de cancelar ya el ejercicio. No funcionó.

Este proceso es una afrenta a todos aquellos que antes de López Obrador y con él desde hace dos décadas, han luchado y siguen luchando contra el fraude electoral.

López Obrador jamás habría aceptado el resultado de un ejercicio así organizado por un gobierno a punto de entrar en funciones o por el partido en el poder (ya lo ejerce en el Congreso) o por sus organizaciones afines. Jamás.

Ante este festival de irregularidades, esta pachanga de trampas, no hay de otra: por respeto a su propia trayectoria como el líder opositor que más ha exigido que los ejercicios democráticos sean limpios en México, el presidente electo debe cancelar la consulta.

historiasreportero@gmail.com

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