A más de dos años y medio de la sorprendente decisión que los británicos tomaron de abandonar la Unión Europea (UE) —que a muchos nos dejó perplejos ante todo lo que implicaba—, hoy sigue sin haber un plan de salida aceptado por la mayoría de los miembros del parlamento británico. Justamente ayer la primera ministra, Theresa May, sufrió otra derrota en la presentación de su estrategia de salida de la UE a manos de la oposición, guiados por el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn. ¿Qué representa esto para May y el Reino Unido (RU)?

Echemos el reloj al 2016: el entonces primer ministro, David Cameron, cumplía una de sus promesas de campaña cuando celebró el referéndum, conocido como “Brexit”, que permitía conocer la voluntad de los británicos de permanecer o no en la UE; así, tras varias semanas de intensa propaganda para ambos lados de la balanza, el pueblo anglosajón decidió —erradamente— lo segundo. Como dato interesante en este escenario, cabe mencionarse que, según los reportes, la gran mayoría de las personas de la tercera edad votaron por abandonar la UE, mientras que los jóvenes optaron por mantenerse dentro; de esta manera, y ante las búsquedas en internet al día siguiente de la elección para conocer qué era el Brexit, millones de personas mayores dejaron un futuro más incierto con el qué lidiar a los jóvenes británicos, pero esa es otra historia debatible. En cuanto a May y al RU, ¿por qué es importante tener un plan de salida?

El plan de salida es un acuerdo que dicta en general la posición, tanto política y económica (aunque sin duda con impacto en lo social), del RU ante la UE una vez que concluya el Brexit. Cuestiones comerciales como los aranceles e impuestos diversos, o sociopolíticas como el beneficio de poder transitar, residir y trabajar sin mayores restricciones ya sea en el RU o en los países que conforman la UE (derechos y garantías), son sólo algunos de los puntos que están siendo evaluados en dicho acuerdo. Para la isla este plan es primordial para establecer las condiciones del “divorcio” con esta comunidad internacional, cuyo momento está fechado para este 29 de marzo.

Ahora, esta nueva derrota de May sufrida ayer ante el parlamento, que completa ya una decena, significa otra barrera más para entregar un plan de salida, y esto afecta no sólo a ella, sino al RU. Este acuerdo debe satisfacer tanto a los miembros del parlamento británico, como a la misma UE. De esta manera, una vez que se tenga aprobado el acuerdo en tierra anglosajona, se entregaría a los líderes de la UE, entre ellos al presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, entre otros, quienes lo evaluarían y dictaminarían; no en balde hemos visto a May reunirse en varias ocasiones con estas figuras en Bruselas (sede de las oficias centrales de la UE) para negociar y obtener ciertas concesiones.

En este panorama, si May falla en generar un consenso en el parlamento británico para su acuerdo de salida, las consecuencias serían gravísimas para ella y el RU. Por un lado, ella fracasaría al no concluir satisfactoriamente la tarea que le fue encomendada al nombrarla primera ministra, lo que traería una repercusión política sin igual que por consiguiente significaría el fin de su mandato (justo como sucedió con David Cameron). Por otro lado, al RU le afectaría al reducir su poder de negociación en el acuerdo y tener que aceptar y acatar gran parte de las indicaciones que emanen de los líderes de la UE. Pero por el momento, aún hay tiempo; May tiene unas seis semanas para generar consenso en el parlamento británico, de lo contrario se puede ir despidiendo de su vida política.

Escritor, historiador e internacionalista niels.rosas@gmail.com Twitter: @NielsRosasV

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