Qué se iban a imaginar los hermanos de Nicolás, fundadores de Homex, que su empresa acabaría tan disminuida y con sus acreedores pidiendo su salida. Seguro nada de esto les cruzó por la cabeza cuando, en la década del 2000 a 2010, partían el aire en sus jets privados, celebraban sus abultadas ganancias en el piso de remates de la Bolsa de Nueva York, festejaban con caipiriñas su incursión en Brasil y se aprestaban a conquistar el mercado de la India.

La debacle de Homex comenzó a dibujarse tras el crack del sector inmobiliario de Estados Unidos, pero se profundizó a inicios del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, cuando se modificó la política nacional de vivienda. Las cuatro grandes desarrolladas de vivienda del país (Homex, Geo, Ara y Urbi) cayeron en crisis, se reestructuraron y ahora operan con una estructura mínima. Sus dueños —y muchos de sus clientes— perdieron casi todo.

Sin embargo, Homex no solamente tuvo que negociar “quitas” millonarias con sus acreedores e inversionistas, también fue investigada y demandada por la Securities Exchange Commission (SEC) por un fraude contable de 3.3 mil millones de dólares. De acuerdo con el regulador bursátil de Estados Unidos la empresa con sede en Culiacán, Sinaloa, emitió declaraciones falsas respecto de la venta de sus inmuebles entre 2010 y 2013.

Fue en abril del 2016 cuando la SEC le notificó su intención de llevar a cabo una acción en su contra por presuntas violaciones a disposiciones antifraude relacionadas con registros contables, lo cual ocasionó que se abrieran indagatorias en contra de Gerardo de Nicolás, su CEO, y de Carlos Moctezuma, el director financiero, quienes se separaron de la empresa. Eustaquio de Nicolás, fundador, presidente del Consejo de Administración y cabeza más visible de Homex, tomó el cargo de director general.

Los acreedores y accionistas de Homex, empero, no quedaron satisfechos con el enroque. Fue así que llegó, en abril del año pasado, José Alberto Baños a la dirección en general, en lugar de Eustaquio de Nicolás, quien se mantiene como presidente del consejo, aunque, según fuentes de la empresa, no por mucho tiempo.

La presencia de Tato, como le llaman al fundador de Homex, ex compañero de fraternidad de Enrique Peña Nieto y contrincante en las canchas de golf, en las oficinas de la empresa es inexistente. “Tiene meses que no se aparece”, dicen las fuentes.

“La familia Nicolás hace menos daño estando fuera que dentro de la empresa”, dice uno de los acreedores de la desarrollada de vivienda. Y al parecer todo apunta
a que así será y que Eustaquio de Nicolás y su hermano Julián de Nicolas —quien también permanece en la compañía— anunciarán pronto su salida.

Hace unos días trascendió una nueva demanda mercantil del Bank of America Merrill Lynch en contra de Eustaquio de Nicolás y su hermano Gerardo de Nicolás por el pago de 25 millones de pesos. Las presiones legales y por parte de los nuevos accionistas de la empresa terminarían por dejar fuera del management a los fundadores de la compañía, quienes pasaron de poseer 40% del capital social a menos de 7% de la empresa tras su reestructura.

Entre muchas de las irregularidades que las autoridades estadounidenses y mexicanas han detectado en la operación de la desarrolladora de vivienda están la de saltarse el pago de fianzas requerido para construir inmuebles, cuyas órdenes vinieron directamente del entonces director general de Homex, Gerardo de Nicolás, y del ex director de Finanzas, Carlos Moctezuma, de acuerdo con una serie de correos electrónicos.

Entre las fuentes consultadas hay dos versiones sobre la eventual salida de Eustaquio de Nicolás del Consejo de Administración. La primera tiene que ver la presión ejercida por los nuevos accionistas para evitar que su presencia afecte el otorgamiento de nuevos créditos para su expansión; y la segunda es que podría ser una jugada orquestada por el propio fundador para que, efectivamente, se les abran las puertas de las instituciones financieras, pero ser ellos quiene sigan “moviendo los hilos” desde afuera.

TLCAN, sin grandes acuerdos. Hoy concluye la sexta ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), sin mayores acuerdos en los temas que lo tienen entrampado, como son la reglas de origen, la cláusula sunset, la estacionalidad en el sector agroalimentario y los paneles de solución de controversias.

Este lunes se reúnen el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo; el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, y la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, para revisar los avances de las mesas y podrían dar un anuncio sobre la ruta de las negociaciones y el calendario que seguirán. Como expusimos aquí, lo más probable es que haya una octava ronda en marzo y después un periodo de tregua por las elecciones del 1 de julio en México y luego por las de Estados Unidos, en noviembre. Así que el escenario más posible es que el acuerdo se renegocie o se rompa en 2019.

Google News