La semana que concluye se caracterizó por el terrible ridículo al que nos llevó el inquilino de palacio cuando tuvo una de sus más desafortunadas participaciones públicas con proyección internacional.
Habló ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y, dada su limitada visión de las cosas, pensó que, además de hablar de la rifa, no rifa del avión y de la austeridad republicana, destrozada pues el mensaje lo envió desde un Palacio; tenía que hablar de su ‘héroe’: Benito Pablo Juárez García; él sí, un liberal declarado y probo, maestro masón grado 33.
“Fue tan importante su proceder y su fama que Benito Mussolini lleva ese nombre porque su papá quiso que se llamara como Benito Juárez”, dijo el inquilino de Palacio sin la tener la menor idea de que mentaba uno de los nombres que más han lastimado a la humanidad y que, además es un conocido ‘facho’.
El inquilino palaciego mencionó a Mussolini e, inconscientemente, se remitió a su política pública y a su forma de gobernar, que se acerca más a la del italiano que a la del oaxaqueño.
Me explico; de acuerdo con ‘Contra el fascismo’, un libro publicado por el sello Lumen que recoge una conferencia ofrecida por el escritor y semiólogo Umberto Eco, el inquilino de palacio es más cercano en sus políticas públicas y forma de gobernador al fascista Mussolini que al liberal Juárez.
Según Eco el “fascismo eterno”, es el que permanece latente en el ejercicio de la cosa pública y su primera característica es el culto a
la tradición e implica el rechazo a la modernidad.
¿Cuándo han visto al inquilino de palacio usar una computadora, una tablet o un teléfono celular que no sea mediante una llamada? ¿Recuerdan lo que opina de la generación de energías limpias?
“A los fascistas los singulariza el sincretismo, que difícilmente puede aceptar el pensamiento crítico. El espíritu crítico realiza distinciones, y distinguir es señal de modernidad”, dice Eco.
¿Cuántas veces hemos escuchado al inquilino de palacio quejarse de ser el presidente más criticado en los últimos 100 años? La crítica le incomoda.
Eco señaló en esa conferencia que ‘el desacuerdo es, además, un signo de diversidad. El fascismo crece y busca el consenso explotando y exacerbando el natural miedo a la diferencia. Surge de la frustración individual o social”.
¿Quién lleva dos años dividiendo y polarizando al país?
Como una condición del discurso, Eco señala que los seguidores del “fascismo, deben sentirse humillados por la riqueza que ostentan los enemigos”.
¿No les suena familiar por aquello de los fifís, señoritingos?
Umberto Eco afirma que para el fascismo no hay lucha por la vida, sino más bien “vida para la lucha” en medio de una fuerte presencia de elitismos aristocráticos y militaristas.
Y, desde esta perspectiva, cada uno está educado para convertirse en un héroe. En todas las mitologías, el “héroe” es un ser excepcional, pero en la ideología fascista el heroísmo es norma.
¿Les suena parecido a la ‘ayuda’ a los que menos tienen? ¿Se acuerdan de aquello de darle de comer a las mascotas?
En el fascismo que nos explica Eco, los ciudadanos solo poseen influencia política desde el punto de vista cuantitativo: se siguen las decisiones de la mayoría.
¿Les suena eso de que el pueblo pone y el pueblo quita?
Según Umberto Eco, el fascismo habla la “neolengua”, referente al término que introduce Orwell en 1984, pero también al el lenguaje popular y simple, construido sobre etiquetas.
Fuistes, vistes, tengan para que aprendan, mi pecho no es bodega. ¿Les suena?
Vemos en estas líneas cómo don inquilino palaciego se acerca más al fascismo que sus seguidores critican y atacan, que al liberalismo que hipócritamente el líder macuspano pregona. Es facho. Digo.
El último párrafo. Esta semana comenzó a circular una encuesta falsa atribuida a la firma Consulta Mitofsky; algunos colegas, por ignorancia o mala fe, le dieron juego. No cabe duda, los tiempos políticos están aquí y hay que comenzar a prepararse; el lodo, las mentiras y la porquería volverá y con ello, las campañas; sí en ese orden. Les digo.
@Paniagua_Fdo
