La bio-retroalimentación refiere a un ser vivo que genera señales que de alguna manera vuelven a sí mismo para repercutir en su estado y sus funciones. La aplicación de este concepto puede ser encontrado en diferentes áreas del conocimiento y posteriormente en la aplicación tecnológica.

Por mencionar solo un ejemplo, cuando acudimos por sus servicios médicos, nos toman medidas básicas como la temperatura y la presión arterial, ambas son fuente de información para tomar decisiones encaminadas a usar un tratamiento como retroalimentación para que la salud del individuo mejore. Es decir que el flujo de procesos es el siguiente: el organismo genera información, durante la valoración médica se obtienen datos y luego, personal de servicios médicos relaciona la información con el funcionamiento del cuerpo para poder retroalimentar al sistema con fármacos que mejoren la salud del individuo. Otras personas siguen este proceso para diferentes fines y resulta en la producción artística.

Bin Yu y Rogier Arents relatan en un artículo publicado en la revista Leonardo, el uso del ritmo cardiaco para la generación de ilustración digital. En la exposición llamada “Corazón floreciente”, los creadores usaron la flor como una metáfora visual, asociando la forma y color del florecimiento con la salud. Durante su instalación, espectadores de la obra fueron parte de la creación. A las personas se les colocó un sensor de fotopletismografía, el cual sirve para medir el flujo sanguíneo; luego las señales fueron procesadas y usando un algoritmo produjeron las instrucciones para su impresión. Luego, una bio-impresora generaba los trazos instruidos en el ritmo cardiaco que determinaba la longitud y la presión del trazo sobre el papel.

El ritmo cardiaco se ve afectado por el estado emocional, la excitación física y la respiración, por lo que obtener las señales de cada participante cuenta una historia que resulta en la ilustración de una flor única, como representación del estado psico y fisiológico de quien proporciona los datos de su corazón. Cuando las personas están agitadas, el ritmo cardiaco se acelera y la flor resulta saturada de color y compacta; si el participante está sentado, tranquilo y tropical, la flor resultante es de trazos largos y tenues. Pero, cuando el estado de calma es alterado por respiración profunda en ciclos periódicos, se presenta la ilustración de una flor con pétalos oscilantes en tamaño, con curvas suavizadas y una apariencia muy similar a la que veríamos en un jardín botánico.

Bin Yu cuenta que para desarrollar este proyecto pensaba en los momentos de su infancia cuando tuvo que aprender caligrafía China, donde la instrucción siempre es “deja que tu mente guíe la brocha”, pues ésta, explica Bin, es un reflejo del estado mental de la mano que lo imprime. Lo cual resulta interesante, porque bajo esta narrativa, la inspiración de su obra nace en la cultura (caligrafía) y en los sistemas biológicos (retroalimentación).

La duda, en todo caso, es saber si el componente tecnológico sobre la creación artística de Bin y Rogier es real. Es decir, si el algoritmo que interpreta las señales para crear las flores, verdaderamente es un signo en la retroaliementación cardiaca. Caso contrario, reconozco lo atractivo de la narrativa, pero el proceso de creación resultaría artificial. Y si fuera artificial, ¿le resta valor? Por otro lado, la exhibición proporciona un ejemplo más de la visualización de datos y lo eleva incluso al nivel estético.

Espero que al leer estas líneas algo de curiosidad se haya generado. De ser así, recomiendo ir a Google y buscar la exposición “Heart Bloom”, de Bin Yu y Rogier Arents, porque el resultado es muy atractivo.

Fuentes: 
—Yu, B., & Arents, R. (2019). Biofeedback Painting: Let the Heart Lead the Brush. Leonardo, 1–10. doi:10.1162/leon_a_01772
—https://institutosalamanca.com/blog/biorretroalimentacion-aplicaciones-e-implicaciones-para-la-psicologia/

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